El hambre vuelve y juega para 2022

Quien quiera obtener una definición del término hambre, basta con preguntarle a un niño wayuú o a tantos en este país, y va a responder que es sentir una sensación incomoda en su barriguita y es muy dolorosa, que no ha ingerido comida o alimento y se siente muy débil (sin energía).

Y de lógica esto lo va a llevar a un estado calamitoso o caquéctico conocido como desnutrición y si no recibe alimento lo conlleva a la muerte. Así de sencillo, no le busque otra comba al palo que no la va a encontrar. El hambre enferma o mata. En esta era pandémica el hambre a nivel mundial se ha disparado por factores económicos, tenencia de tierra, factores sociales, poca disponibilidad de alimentos, incomoda accesibilidad geográfica, entre otros. Caso de América Latina que entre 2019 y 2020 los latinoamericanos que no tuvieron acceso suficiente a alimentos aumentaron en un13.8 millones hasta 59.7 millones.

Un análisis realizado al documental colombiano “Los Paisajes del Hambre en Colombia” se busca poner el tema de la inseguridad alimentaria que viven más de 21 millones de colombianos sobre la mesa, con la intención de generar una gran movilización social para trabajar de la mano y contrarrestarlo. En ella, dos profesionales emprenden una aventura, que los llevara por imponentes paisajes y al mismo tiempo a descubrir las historias que se ocultan detrás de emblemáticos destinos.

Lo cierto es que en el país tenemos más de 500 mil niños menores de 5 años con desnutrición crónica, enfermedad irreversible que impide su adecuado crecimiento y desarrollo y sus propietarios se encuentran en todos los recodos del país siendo de mayor asiento en los municipios del norte  de la Guajira, las selvas del  Chocó, territorios de la Amazonía y Llanos orientales. Y pensar que esta jugarreta sucede en un país con más de 40 millones de hectáreas disponibles para producir alimentos. Solamente en La Guajira en los últimos años 16.767 menores y mujeres gestantes han sido atendidos por el Icbf con riesgos de desnutrición.

Según la ONU, para el año de 2022 es probable que la inseguridad alimentaria en Colombia se deteriore aún más debido a la inestabilidad política y económica que vive el país. A su vez, por el impacto continúo de la crisis migratoria amplificada por el desplazamiento interno y del vecino país de Venezuela (se estiman 2 millones de venezolanos en suelo colombiano, esto representaría un aumento de 100.000 personas desde inicios de 2021). El informe expone que 7,3 millones de colombianos sufren de inseguridad alimentaria y necesitarán asistencia para 2022. La ONU identificó que los retrasos en la implementación del Acuerdo de Paz, entre el Gobierno y las Farc-EP, han provocado una ola de ataques violentos. Generando así el desplazamiento interno de 61.00 personas entre enero y septiembre de 2021. Tres veces lo que se había registrado en 2020. Sumado a ello, se prevé que las elecciones de 2022 podrán generar algunas perturbaciones económicas, como aumentar el desplazamiento. 

Jugando al optimista, aun cuando las pérdidas de empleo, causadas por la pandemia, se han ido recuperando, la tasa sigue siendo alta. Así mismo la inflación, que se situó en 12,4% en septiembre del año pasado y que, sin duda, tiene un impacto muy grande en el poder adquisitivo de los hogares vulnerables. Por otro lado y siendo amigable con los países vecinos con la apertura de fronteras, se cree que los flujos migratorios van a aumentar en los próximos meses. 

Además, el número de personas en tránsito desde América del Sur y el Caribe a través el cruce de Darién a Panamá aumentó considerablemente en 2021. Entre enero y septiembre de 2021, más de 91.000 migrantes cruzaron el Paso del Darién, tres veces el número récord anterior de 30.000 en todo 2016. Esto es demasiado exorbitante para una economía tan pobre como la nuestra. Por el conflicto armado que generan fuerzas armadas, grupos de autodefensas, corredores poblados por el hampa del narcotráfico, disidencias de grupos guerrilleros.  Súmese las restricciones para el acceso a ayudas humanitarias por el conflicto. Situación que no parece mejorar según la violencia que se ha registrado en los primeros 40 días del 2022.

Para el próximo gobierno, si aspira que le valla mejor que al actual, es necesario coordinar estrategias de desarrollo para suministrar insumos agrícolas esenciales para la supervivencia de los animales y la producción de este campo (ojo con la época de sequía). A su vez, mayor asistencia técnica en la conservación de alimentos. Para ello, es útil la preparación de fertilizantes con insumos locales y crear bancos de semillas. Y en un país de brechas sociales tan marcadas, se recomiendan hacer transferencias de dinero a las familias más vulnerables de las áreas rurales y urbanas del país para así mitigar el impacto del aumento de los precios de la canasta familiar que en 2022 son demasiada escandalosa, de nada sirvió un salario mínimo sobrepasando el famoso millón de pesos frente a la escalada en el alza de los precios de los alimentos más comunes a los estratos 1, 2 y 3.

Finalmente, se debe apoyar a los migrantes venezolanos y las comunidades de acogida en las zonas rurales limítrofes, rehabilitando los sistemas de agua, estableciendoáreas para la producción rápida de alimentos y apoyo a la producción rápida de forraje. Atacar con cárcel y expropiación a los ladrones del presupuesto local, departamental y nacional, sin olvidar el fortalecimiento de la academia, la mejora del sistema de salud. Entre otras de las tantas medidas que se necesitan.