El Icbf, más de 53 años salvando vidas en el territorio colombiano

Hablar del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar –Icbf–, es remontarnos al gobierno de Carlos Lleras Restrepo, considerado uno de los mandatarios más proactivos en materia económica y social y reformadores de Colombia, para mí también un buen estadista.

Para 1967, su esposa Cecilia de la Fuente impulsó la llamada Ley Cecilia, la cual estableció la paternidad responsable y se creó el Icbf.  La ley 75 fue fallada en 1968. Heliodoro Ángel Echeverri, fue su primer director; pasando la naciente institución a dar respuesta a problemáticas que afectaban a la sociedad colombiana del momento, como la falta de nutrición, las divisiones e inestabilidad del núcleo familiar, pérdida de valores y la niñez desvalida, estos fueron sus primeros roles.

A más de 53 años de su creación, cuenta con cobertura para los  departamentos del país, haciendo presencia con 215 centros zonales en los cuales se presta atención a la población de todos los municipios de Colombia, beneficiando en el 2021 a más de 10 millones de colombianos y extranjeros, trabajando por la prevención y protección integral de la primera infancia, infancia y adolescencia, el fortalecimiento de los jóvenes y las familias en Colombia, ofreciendo atención aquellos en condiciones de amenaza, inobservancia o vulneración de sus derechos.

Con este recuento, quiero decirle, amigo lector, que el Icbf no es solo bienestarina, si bien este complemento de alto valor nutricional de origen colombiano, gracias a su creador Roberto Rueda William son y etiquetado por el propio instituto desde 1976, el accionar del Icbf es mucho más amplio como se expresó en el párrafo anterior, es maravillosamente loable, todo se centra en arrancarle la vida de muchos niños, niñas y jóvenes a la muerte, bien sea a través del mejoramiento de las condiciones nutricionales de una comunidad desnutrida, se logra también la reconversión social de jóvenes víctimas de vulneraciones o agresiones.

En páginas de diarios colombianos es común leer titulares que hacen mención a las oportunidades terapéuticas brindadas por el Icbf a jóvenes que terminan rediseñando su proyecto de vida y en gran escala muchos de estos hijos del Bienestar Familiar, ingresan como profesionales a la sociedad ofreciendo un ejemplar servicio.

Asumiendo que la desnutrición –DNT– es una enfermedad de origen social, fruto de la inseguridad alimentaria-nutricional y afecta a menores de 5 años y se caracteriza por el deterioro de la composición corporal, la alteración sistémica de las funciones orgánicas y psicosociales, el abordaje del Icbf para combatir la desnutrición en esta población, como también en  mujeres embarazadas y lactantes, las cifras son positivas en cuanto a intervenciones directas y cooperación interinstitucional.

De los más de 300 millones de niños menores de 5 años que cruzan con cuadros de DNT, aproximadamente 600.000 niños son colombianos que sufren de desnutrición crónica y 15.600 padecen desnutrición aguda severa, con un común causal denominada pobreza multidimensional, siendo esta patología más marcada en la región Caribe (13%) y en la costa Pacífica (15.7%) y pasando factura con una tasa de mortalidad (TM) de 4.5  por cada 100.000 niños inclusive acentuándose con mayor pesos en las zonas rurales.

Frente a las cifras anteriores, el Icbf se da a la tarea de priorizar municipios, donde además de los programas tradicionales ofrecidos, también se ponen en marcha los Centros de Recuperación Nutricional donde por cada centro/mes se le arrancan 15 vidas a la muerte y en 1.000 Días para Cambiar el Mundo, se intervienen a 150 usuarios que ingresan trimestralmente con desnutrición moderada y crónica, mejorando su calidad de vida.

Lo que realiza el Icbf se le llama una inversión costo efectiva, pues se estima que invertir un dólar en programas enfocados a reducir la desnutrición crónica genera un promedio de beneficios de alrededor de 18 dólares gracias al incremento de la productividad en la adultez que logran los niños que superan este estado.

Así las cosas, el acompañamiento del Instituto al país en la ejecución de políticas públicas efectivas para abordar la desnutrición crónica en las regiones y con las poblaciones más vulnerables, para que salgan de las trampas de la pobreza que se derivan de insuficiencias alimentarias.

Aplausos para el Icbf y que otros organismos se sigan sumando a ver si se baja la brecha de la desigualdad.