Un regalo de la naturaleza del Caribe colombiano es la fertilidad de sus tierras, por la disponibilidad de agua y de luz solar, en los tiempos de García Márquez las grandes siembras de banano y frutas tropicales como la guayaba marcaron a nuestro premio nobel, tanto es así que su magna obra tiene fuerte presencia, pues alrededor de los sucesos de las plantaciones de banano inspiraron los entornos de sus escritos, así mismo el aroma de la guayaba, fruta típica del Caribe en las zonas de Magdalena y Cesar, principalmente marcaron su memoria infantil y juvenil, que lo mantuvo unido a esta región durante toda su vida.
Tanto marcó el aroma de la guayaba a García Márquez, que junto al escritor Plinio Apuleyo realizaron la obra ‘El Olor de la Guyaba’, donde ambos construyen un conversatorio para resaltar la obra del Premio Nobel, su vida y anécdotas, que quedaron plasmadas en sus novelas, cuentos y artículos periodísticos. Hoy las regiones rurales del Magdalena y del Cesar siguen siendo tierras fértiles, con cultivos como el banano, la palma de aceite; el cultivo de guayaba se ha disminuido y reemplazado de manera más amplia por el de mango, cubriendo grandes extensiones de estos departamentos.
Desafortunadamente la explotación del cultivo de mango, fruta tropical de gran aceptaciones en mercados nacionales e internacionales, cada año se ve limitado por la falta de vías secundarias y terciarias que permita a los agricultores que explotan el cultivo de mango, llevarlo a los centros urbanos de acopio, en época de lluvias este proceso es imposible, pues las pocas trochas se convierten en caminos de lodo y fango donde el transporte no existe. El resultado es que un alto porcentaje del mango cultivado se quedan acumulados en las plantaciones, deteriorándose y perdiéndose, tanto es, que si hoy viviera Gabriel García Márquez y pasará por su tierra natal, cambiaría su percepción de los aromas de su tierra, pues el olor a guayaba está borrado por el aroma que se desprende de las grandes pilas de mango dañado que se acumula y que no puede ser entregado a sus consumidores.
Para desarrollar la agroindustria se requiere infraestructura de vías, con énfasis en las vías secundarias y terciarias, que faciliten al agricultor el recibo de insumos para la siembra, cultivo y recolección de los frutos; así como para sacar lo producido a los mercados que lo demandan. Recorrer las zonas rurales del Magdalena y Cesar sin dejar a un lado a La Guajira, en época de invierno es casi imposible, prácticamente las trochas se borran o se convierten en una trampa, donde un recorrido de horas en cualquier vía de otra zona del país, en esta región puede ser de días y a un alto costo, quitando la competitividad del productor rural del Caribe.
Es importante dar apoyo al productor agroindustrial del mango con vías, para que esta actividad sea productiva, llevando recursos a las zonas rurales del Magdalena, Cesar, que les permita mejorar su calidad de vida, para que el olor a mango que hoy es de desesperanza, pase a ser el olor a mango de oportunidades y bienestar, donde los ‘García Márquez – los nuevos escritores’ de las tierras Macondianas, recuerden a su región por el dulce aroma de un mango, que además de dar oportunidades, es un fruto que todos disfrutamos, añoramos y deleitamos, que a falta de una gaseosa, es una opción nutritiva y alimenticia; hecho al que solo es posible llegar con vías apropiadas a los sitios de venta y consumo, de esta deliciosa fruta tropical.