El ron es una bebida embriagante que amansa y ceba al que toma trago, los vicios han acompañado al hombre todo el tiempo, no como amigo fiel sino como alcahueta del placer, la emoción, la ansiedad nos hace beber más rápido y continuo, entre más se bebe más gusta.
El ron es un vicio progresivo, nos va amañando en momentos de efervescencia y calor; el ron es de medida no de fin; él nos lleva agarradito de la mano hacia el camino del temple pero no la templanza de una vida plena, sino de una vida sabrosa, de ahí no se debe pasar, no abusar de él. Un dicho del padre Perpiñan dice “el ron se usa no se abusa” porque te domina como dice el merengue del compositor Nicolás Bolaño “porque el ron domina al hombre y el no puede dominarlo”, gravado por los hermanos Zuleta; los momentos del ron son emocionantes, se comienza con la prueba y en la prueba está el sabor, no quedar picado, ni a medio talle, hay seguir la trilla emocionado hasta llegar a un temple sabroso que es la medida etílica, pero uno a veces es terco y se pasa de medida hasta emborracharse, ese es el fin del que bebe ron, pero una trajera es un tormento en aguas mansas, lo mejor es no pasarse de la dosis (tratamiento etílico) el fuego de la embriaguez sube el nivel de la emoción y nos abraza. Comienzan a hincharse los instintos de las ganas de beber, quitándole espacios a la conciencia, a veces nos hace cambiar de temperamento, nos hace bailar en un solo pies, ver un mundo distinto mas allá de la felicidad, se sabe que las emociones hacen parte de la persona alegre como un destello espiritual o nos pone sentimental.
El licor es un aliciente, nos amansa; en el amor abre las puertas del corazón y sentir en el manantial del alma alborotada enamoramientos suelto de lengua y de madrina te afloja las tuercas, trastorna la conciencia, el mucho alcohol es nocivo para la salud, todo en exceso es malo. El amigo ron porque dónde vas a fiestas festivales ahí está, acompañándonos al lado del gozo y el placer, él es la tentación del pecado. El sabio Salomón hizo una investigación sobre el licor y los placeres donde hablaba de la sana diversión y el amancebamiento, evitando el descontrol y el dominio del ser humano; el ron es de medida no de fin, dice un proverbio el que toma trago es para emborracharse, el amigo ron es más amable en la etapa del temple porque salta la chispa de la emoción, en cambio borracho caemos en la trapa de su dominio. Cuando el ambiente sabe a fiestas en momentos agradables compartimos unos tragos en parranda, hay que tratar de controlar el amancebamiento que es consentido. El ron debe depender del hombre no el hombre del ron, y hay que saberlo mantear.