Después del 20 de febrero de este año han habido muchos pronunciamientos por diferentes medios de comunicación y por el “voz a voz” popular de varios líderes políticos, algunos formadores de opinión pública, líderes del sector salud de La Guajira y por muchos miembros de la sociedad civil una vez se conoció la extensión de la medida correctiva consistente en asunción temporal de la competencia de prestación de servicios de salud, decisión del Gobierno nacional y que aquí llamamos comúnmente “intervención”.
Se han hecho planteamientos de todo tipo y no es mi papel juzgar si eso está bien o está mal. Lo que llama la atención positivamente es que la comunidad o parte de ella está pendiente del devenir de los procesos que se generan a nivel nacional, departamental, distrital y municipal y que impactan nuestra cotidianidad e interés cívico, político y comunitario. Pero considero que es misión de quien tenga la información, generar conocimiento cierto para evitar especulaciones o infundios creados sobre suposiciones o comentarios cargados de intereses personales, porque si no, “cada quien habla de la fiesta como según le haya ido en ella”.
El haber llegado a eso de la “intervención” en varios sectores de la vida institucional del Departamento, en especial salud, no es gratis. Y voy a ser claro antes de continuar con este artículo, resumiendo dolorosamente así: ¿y por qué no nos habían intervenido antes?
Ahora, cuando conoce uno la trazabilidad o ruta siniestra del por qué llegamos a la implementación de esa medida, claro, después de estudiar, investigar y entender con más certeza y claridad lo ocurrido en el sector salud, uno queda perplejo y absorto, pero eso es lo que hay y eso es lo que tenemos que manejar. El sector salud de La Guajira, hoy tiene unos diagnósticos en materia de salud pública, en prestación de servicios y del manejo administrativo y financiero que obliga a preguntarnos si algo así, como la intervención, u otro tipo de medida correctora se debió tomar, y sin duda, unas de mis primeras conclusiones es que políticamente cohonestamos con ese manejo y convivimos con gestión del sector, o ineficiente o muy burda en su ejecución.
Se tiene una información de la administración del sector, “fresca”, desde más o menos 2010 en adelante, aún cuando suponemos que desde 2010 hacía atrás no debió ser distinta, o cuidado peor en su ejecución. Hoy por los diagnósticos que la actual Administración Temporal del Sector Salud ha hecho de las condiciones, circunstancias y estado del sector, nos encontramos manejos de los recursos económicos que ameritan dilucidar; si en una institución financiera o bancaria una transacción la llaman operación, fundamentada en lo legal y correcto, las acciones que se hicieron con los recursos de la salud guajira se deben llamar maniobras, porque hicieron malabares para birlar la ley convenciéndose quienes los hicieron, que todo estaba correcto. Usábamos los recursos económicos que tenían una destinación específica para otras no autorizadas; hacíamos contrataciones y pagos sin registros presupuestales ni mucho menos sin reservas presupuestales, por supuesto. No supimos ni aún sabemos, cuál es la deuda real y efectiva del sector salud en los distintos componentes de la gestión para dar salud y beneficios a los guajiros.
Hay sospechas que algunos embargos se pagaban más de una vez y aún no sabemos a quiénes fueron. En lo que encontramos es posible deducir que muchos de los funcionarios encargados de gestionar instrumentos técnicos de acuerdo a directrices normativas y legales, parecen que no aprendieron nunca claramente el mecanismo de gestionarlos, o hacían interpretaciones distintas a las que realmente autorizaba el documento legal, por eso siempre fuimos glosados, nos llamaban constantemente la atención porque la gestión que hicimos en el sector salud fue muy pobre, muy precaria y por eso los resultados, muy pobres y precarios.
Anticipo, invadido por el guajirismo del bueno, también creía que la “intervención” era mala así sea un castigo por la mala gestión que hemos hecho por años, porque nos quita la autonomía y hemos dicho siempre con voz de pecho “que tenemos suficiente talento humano para hacer una gestión transparente y eficiente”, y aún cuando eso es verdad, no la hicimos y no la hemos hecho hasta el momento.
Profesionales del sector salud de La Guajira y de otras disciplinas que hemos estado atentos de la gestión de la Administración Temporal, y hemos estado pendiente de la evolución de esta, reconocemos que hay hoy una claridad de lo que debemos hacer para sacar la salud de los guajiros adelante, pero eso no es “con cascarita de huevo”, eso es asumiendo conjuntamente, Departamento y Administración Temporal, el control de la gestión con plan de trabajo concreto y financiado totalmente, con metas, indicadores y solucionadores efectivos de los determinantes sociales. Y tiene que ser, sin excusas, con respaldo del Ministerio de Salud, Ministerio de Hacienda, Ministerio de Vivienda y la Presidencia de la República.
Miren, arrancamos a implementar un rediseño, reorganización y modernización de la red pública de prestadores de salud y quedamos con “el pecado y sin la gracia” porque estamos a media y eso nos está haciendo más daño, del que nos estábamos haciendo antes de esa implementación a medias.