Brigitte Bardot con su esbelta imagen, en Dios creó a la mujer, no imaginó que su atractiva prenda lucida por su erótica figura, innovando y promocionando el bikini, más tarde fuera ocultada por otra recatada, menos atractiva y hasta con tendencia beligerante: el burkini.
Adecuada para los estrictos modales de las mujeres musulmanas. Por tal motivo el alcalde de Córcega, prohibió el uso del burkini para proteger a su población. Todo esto se traduce en el clima de tensión que se vive en algunos países de Europa, principalmente en Francia.
De un lado está la islamofobia que se puede ambientar de modelos prohibitivos como la del burkini y además existe la posibilidad que la juventud musulmana se sienta aún más excluida y ello conduzca a su radicalización. Con el veto al burkini algunas autoridades quieren acabar la tensión religiosa y deshacerse del fundamentalismo, pero bien podría terminar por hacer lo contrario. “en Francia la solución es que los extranjeros acepten sus costumbres si queremos construir un Islam compatible con nuestros valores y nuestras libertades, este debe aceptar ser discreto en la manifestación de sus convicciones como otras religiones lo han hecho’’.
La prenda no es compatible con los valores de Francia, afirmó Manuel Valls, exprimer ministro de ese país. ¿Pero cuál es el verdadero trasfondo del asunto? “En la actualidad las relaciones de Francia con el islam son cada vez más tensas al sufrir atentados en varias ciudades que tiene atemorizada a la población”. Los nervios sensoriales del esfínter final de los franceses están afectando sus neuronas. Los franceses son liberados para toda clase de manifestaciones, afirmando que las playas del sur que popularizaron el atractivo bikini son demasiados progresistas para una prenda tan recatada como el burkini que cubre el cuerpo entero, mientras que el bikini es tentativo, hasta el punto de vista que la dirigente Marie Le Pen, cuando fue estrenado la prenda por la diva, manifestó: “Las playas francesas son de Bardot”, refiriéndose a la actriz cuando lo popularizó al usarlo en esa época en el Festival de Cannes. Otro aspecto radica en que los franceses se consideran el país de la libertad, la igualdad y la fraternidad, no siempre el laicismo concuerda con las libertades individuales y hasta el nudismo ha sido una práctica para protestar, además de otras aberrantes, que al observarlas principalmente en Latinoamérica sería un escándalo de mucha transcendencia para sus medios. Pero allá no porque en la República Francesa todo el mundo es igual sin distinción de raza ni religión afirmóplatónicamente Lionnel Luca, alcalde de Villenueve-loubet.
Pero es difícil forzar la igualdad en un país tan multicultural como el de los galos.