Es cuestión de minutos y de segundos para que las cosas cambien; vivimos en un mundo donde el cambio es la constante, pero no solo el mundo cambia; como seres humanos inmersos en este mundo nuestro cambio no se hace esperar; danzamos de un punto a otro, en varias direcciones a veces sin darnos cuenta; pasamos de la alegría a la tristeza, del llanto a la risa, de la salud a la enfermedad y de la vida a la muerte, siendo esta última una transición compleja para el entendimiento humano.
Vivir y morir parecieran ser dos hechos distantes, pero su cercanía no tiene límites solo un paso, un minuto y hasta segundos pueden hacer la diferencia para repentinamente sentirnos en otra realidad.
Todos hemos tenido experiencias cercanas con la muerte en algún momento de nuestras vidas unos momentos más duros que otros dependiendo de las condiciones, circunstancias, relaciones, personas y muchos factores que hacen de esta experiencia un momento opaco tocando directamente nuestras fibras más sensibles, generando reacciones emocionales diversas que no dejan de ser temerosas ante ese suceso tan misterioso del que desconocemos con certeza que sigue después de…
Si bien la muerte hace parte de la vida y de la naturaleza humana, siempre nuestro objetivo común y deseo es cuidar y conservar la vida, es por ello que nuestras acciones y comportamientos siempre deben emprenderse desde la integralidad, desde la prevención y desde acciones que promuevan el cuidado propio, el de quienes nos rodean y el de nuestro entorno que nos brinda elementos necesarios para la conservación de la vida.
Prepararnos para vivir no se encuentra al detalle en un manual, como seres humanos en evolución permanente hemos venido construyendo a través de las experiencias y la identificación de riesgos: controles, estilos de vida, medidas preventivas, estándares y comportamientos que enmarcan nuestro andar en pro de la conservación de la vida; sin embargo, todos los que se van de este mundo terrenal nos dejan sus lecciones; asimilarlas y entenderlas será parte del aprendizaje para continuar cuidando la vida; prepararnos para vivir implica estar presentes, vigilantes con todos los sentidos en el ahora, siempre disfrutando cada momento, cada compañía y cada elemento que haga parte del escenario.
Hoy escribo estas líneas con la nostalgia que me trae el recuerdo de quienes ya partieron, demostrándonos que todo puede cambiar leve o radicalmente en cuestión de segundos.