Enriquecimiento didáctico

Ciertamente los procesos educativos tanto a nivel nacional como regional han tendido grandes dificultades que repercuten directamente en los ambientes de aprendizajes. Dentro de las grandes dificultades o factores asociados al proceso están: las condiciones socioeconómicas y las mismas condiciones locativas de las instituciones públicas. A este tipo de instituciones de carácter oficial, como es el caso de IE Almirante Padilla de Riohacha, en el año 2020, el 50,32 % de los estudiantes de grado 11 se ubican en el estrato 1 y el 25,16 % en el estrato 2, según estudios de Daniel Bedoya, 2021.

En primera instancia, los factores arriba mencionados tienen una fuerte incidencia en el proceso educativo dado que los estudiantes que se ubican en los estratos 1 y 2 la prioridad de los padres de familia gira en torno a la consecución de los recursos económicos para pasar el día a día. El otro factor que hace referencia a la parte locativa de infraestructura, muchos de los establecimientos de carácter oficial carecen de la dotación para el desarrollo de las actividades, sobre todo en las zonas rurales, en la urbana mejoran las condiciones.

En ese escenario, se venían presentando falencias con la asimilación del conocimiento. Y esa es la cuestión. No solo es asimilarlos, sino que se haga uso productivo de ellos. Quiere decir que el estudiante sea capaz de resolver problemas en contextos determinados, es saber hacer. Lo anterior, debe constituirse el fin de todo proceso educativo.

Y en medio de la pandemia Covid-19, el problema de los aprendizajes se agudiza por las razones ampliamente conocidas. Según, Jaime Saavedra, director Global de Educación, Banco Mundial, “antes de la pandemia ya se experimentaba una crisis mundial de aprendizajes” que, a pesar de su asistencia a la escuela, no estaban adquiriendo las habilidades para la vida. En el mismo sentido el Banco Mundial, “en su indicador de pobreza de aprendizajes señala que el 53% de los niños de 10 años no pueden leer ni comprender un texto simple, sobre todo en países de ingresos bajos y medianos”.

En medio de la crisis se debe pensar y actuar en una misma dirección. Y se le debe aprovechar y, junto a las diversas manifestaciones de creatividad que han mostrado los maestros para hacer llegar las actividades a cada uno de sus estudiantes atendidos.

Es el momento, dado las circunstancias, que se debe mediar para que los estudiantes asimilen y acomoden de forma integral los saberes. Que las matemáticas o las sociales, no se orienten como si el resto no existiera.

En este escenario, donde el aprendizaje hace parte de un gran desafío, no porque no solo haya sido antes sino porque los indicadores señalan que ese proceso ha estado en crisis de un alto porcentaje. Atendiendo a esa premisa, resulta importante destacar una célebre expresión atribuida a Benjamín Franklin “Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”. Esto implicaría darle un rol más activo al estudiante dentro del proceso y no el de simple receptor.

Los procesos de aprendizajes deben conectarse con la realidad, que involucren al estudiante con el contexto. Que ayuden a solucionar problemas del entorno. Con el acompañamiento docente, construya sus propias soluciones. Que se mire las problemáticas  que lo rodean, que se formulen preguntas complejas sobre ellas. Que se formulen proyectos para movilizar de forma integral los aprendizajes, dado que los conocimientos están interconectados dentro de la realidad.

Para concluir, los saberes disciplinares deben integrarse orientados a metas de comprensión y a desempeños.