Para el caso del proyecto Orca 1, el panorama es más desalentador, porque al departamento de La Guajira se le quiere posesionar como un territorio turístico, lo cual lo es por excelencia, por sus hermosos paisajes y áreas costeras.
El proyecto Orca 1, acabará de tajo con esas justas aspiraciones de los guajiros. Nuestro actual modelo económico es el minero extractivista que estableció el Gobierno colombiano, despojándonos del modelo económico que se ejercía en La Guajira cual era el agropecuario, pesquero y comercial. Con razones muy serias y fundadas se quiere cambiar del modelo económico minero extractivista al modelo económico del turismo. El modelo turístico en el mundo ha alcanzado dimensiones exitosas, en donde muchos países mundo viven y generan riquezas del turismo. Ejemplos hay a montones. Razonamos que este proyecto es lesivo para La Guajira por dos razones también; por el componente ambiental, en donde abundantes pésimas experiencias han dejado en el mundo de los desastres y explosiones de petróleo y gas que en los océanos han ocurrido, los vertimientos de los desechos producto de esas explotaciones hacia el mar, además de las constantes fugas en los sellos de las tuberías y en el transporte del combustible en toda su recorrido hacia el sitio final. Socioeconómicamente hará trizas el turismo por esos vertimientos y la muerte instantáneas de muchas especies pesqueras que han servido de subsistencia a toda la población de la Alta Guajira que es su único medio de económico de existencia.
Pero lo desconcertante y me atrevo a decir que despeluznante es el comportamiento de nuestros representantes guajiros, aquellos que fueron elegidos por el pueblo, aquellos, que fueron a la Alta Guajira a buscar votos y obtuvieron el favor popular y que no han tenido la gentileza, ni la dignidad de pronunciarse sobre estos temas tan apremiante para el Departamento, ni de una, ni de otra manera. No han dicho “ni mu” sobre la aplicación del fracking en la cuenca del Ranchería y sobre el proyecto Orca 1 en la Alta Guajira. Señores congresistas guajiros, si ustedes no manejan el tema, en el Departamento hay suficientes profesionales preparados para orientarlos, para que ustedes puedan entregarles al pueblo, quien los eligió, una explicación razonable sobre estos proyectos. Para eso los eligieron, ustedes son los voceros y a la postre siguen mudos. El Gobierno y algunos negociantes y/o mercaderes del petróleo y gas del país y hasta coterráneos nuestros hay – los cuales sabemos quiénes son -, defienden a capa y espada estos proyectos dizque con la verborrea de que son el “autoabastecimiento y la sostenibilidad energética” del país en los próximos 30 años. Se creen y se engañan ellos mismos al creernos tan bobos, a sabiendas que lo que están es detrás del negocio.
Para hacerle honor al título de este artículo, y contexturizando con lo arriba expresado, han obviado o ignorado la existencia en el Departamento de aproximadamente 30 fallas geológicas de las cuales la más importante son las fallas de Oca y la falla de Cuisa. Los proyectos de fracking, Orca 1, Chuchupa, Ballenas y el del Cerrejón son proyectos extractivistas que amenazan con la estabilidad de las placas geológicas por inducción, que rodean o tienen acción sobre La Guajira. Estas placas son de manera directa la Placa Caribe y la Suramericana, e indirectamente la placa de Norte América, la Placa de los Cocos y la Placa de Nazca. Hay que recordar que La Guajira está catalogada como un territorio de sismicidad media por el Instituto Geológico Colombiano y Colombia es un país sísmicamente activo.