En un estimulante de solidaridad gremial se celebra este 9 de febrero el ‘Día del periodista colombiano’, oportunidad insuperable para recordar las grandes jornadas desarrolladas por los auténticos voceros de la opinión pública con el propósito de mantener vigente todos aquellos principios y valores que caracterizan al pueblo colombiano y que son todavía, afortunadamente, los pilares de la nacionalidad.
Sin la tarea diaria de los periodistas tal vez no hubiera sido posible garantizar la continuidad de ese espíritu nacional que convida a seguir bregando, no importan las terribles circunstancias, contar de lograr una patria menos belicosa y mejor estructurada. Algunos sectores, que en ningún caso representan las mayorías, se obstinan en obstaculizar el trabajo de los informadores. Motivos muy particulares los llevan a no comprender las abnegadas finalidades de unas funciones irrevocables que son la mejor interpretación de la voluntad de una colectiva que repudia la Barbarie.
El periodismo colombiano ha sido y es fiel a su misión de velar por el bienestar y la seguridad de la Nación y de sus habitantes. En estos momentos de confusión que vive Colombia, la prensa cumple su labor todavía más necesaria. Sin exageraciones analiza los acontecimientos nacionales para dar justo valor a cada uno de ellos, con un realismo edificarte porque sin caer en el pesimismo destructor, no comete el error de ocultar las consecuencias de cada suceso.
Con objetividad ejemplarizante se sitúa en el punto que le corresponde, no como mera balanza entre el bien y el mal, o entre la honestidad y el delito, si no mucho más: como defensora de unas tradiciones que cobran renovada transparencia a medida que aumenta el caos colombiano.
Por eso, es saludable que este 9 de febrero los periodistas hagan una breve escala en su prolongado itinerario, como ocasión para revisar su agenda de trabajo y robustecer su voluntad indomable de servir al país como sistema institucional y como fuente natural de todo lo que significa y vale el hombre colombiano. Esta fecha es ocasión, igualmente, para renovar la fe en una profesión que sí, ciertamente, exige numerosos sacrificios, ofrece, igualmente, gratas satisfacciones, como esas que produce el cumplimiento del deber inexorablemente cotidiano.
Felicidades a usted (es), quien (es) hace (n) de su labor cotidiana un modelo de vida, de honestidad, de transparencia y de imparcialidad, para conducir a la cotidianidad donde viven e insertan a la sociedad universal. San Juan del Cesar, sur de La Guajira, sede del XXII encuentro de periodistas del sur de La Guajira a celebrarse este sábado 8 de febrero de 2020.