Indudablemente, no puede ser otro el adjetivo para calificar a esas personas que, sin escrúpulos y maliciosamente van propagando falsas informaciones, a lo largo y ancho del territorio nacional. Generalmente son desidiosos, buscando con su accionar objetivos intimidatorios, utilizando cualquier medio que tengan a su alcance; las redes sociales, en este caso. Estos actos sin razón y de irresponsabilidad, llevados a término, por esas personas imprudentes, no miden las consecuencias, ni la magnitud con que afectan las vidas de las personas en la comunidad.
Estos comentarios sin fundamento y mentirosos por naturaleza, los encontramos a lo largo de la historia de la humanidad y, casi siempre, terminan en tragedias. Posiblemente, muchos de nuestros lectores han leído y recordarán la famosa fabula ‘El pastorcito Mentiroso’: gritando a los cuatro vientos que lo auxiliaran porque llegaba el lobo feroz, alarmando a los aldeanos hasta que éstos dejaron de correr en su ayuda; así existen, en la sociedad, grupos alarmistas que se han dedicado exclusivamente a propagar noticias falsas, causando pánico en la ciudadanía, con la llegada del lobo feroz que los atacaría mortalmente (Léase Covid-19 contagiaría a las personas). El pasado 12 de mayo, Villanueva, La Guajira, fue asaltada en su tranquilidad, supuestamente porque en las redes sociales corrió rumor que se había detectado el primer caso de Covid-19 en la población. Pero la gota que rebosó el vaso, un audio subido por un hombre, el 21 de mayo, donde indica que el Gobierno colombiano tiene directrices, ordenadas por las elites económicas, para eliminar el 30% de la población colombiana. Qué barbaridad.
Lo primero que me preocupa hoy de esta situación, no son las redes sociales, ni las “fake news”, que en ellas se publican, porque éstas iniciaron cuando el pastorcito gritó “ahí viene el lobo”. Preocupante es, la forma anónima, el robo de cuentas y la aceptación que tienen esos rumores en la población de internautas. Hoy creo que tenemos una nueva versión de la famosa narración, ahora es el rebaño que corre a la topa tolondra multiplicando, sin dudarlo un momento, esas noticias falsas que reciben, sin antes verificar con una fuente oficial o de entera credibilidad. La mentira se ha convertido, como primera opción, en un arma predeterminada para infundir terror. ¿Por qué son aceptadas las mentiras? Revisando un estudio realizado por la universidad de Southampton, vemos que muchos son “mentirosos crónicos”; de cada 10 minutos que hablan dicen tres mentiras: pero, los que no tenemos esa propensión, las rechazamos porque nos hacen víctimas de ellas. Son un agravio que atentan contra la dignidad humana. Si uno creyera las barrabasadas y los cuentos que se inventan, no tendríamos más remedio que recoger los colgaderos y largarnos. Si nosotros, como adultos, vemos que personas inescrupulosas han estado siempre rodeadas de mentiras, ahí tenemos un gran problema. Asumen su papel de necios irresponsables, de los que nada puede esperarse.
Hoy, por lo menos, tan solo son dos ejemplos de informaciones anónimas que nos ocupan; a pesar que una fue un burdo hackeo de la cuenta del gobernador Nemesio Roys, desmentida en momento y la otra un audio debemos enfrentarlas con seriedad y considerándolos como hechos por personas que sufren el síndrome de pinocho, o “mentira patológica”. El mentiroso patológico sabe lo que hace, pero sigue en su mundo con sus mentiras. Por eso es importante que estemos alertas para distinguir, en cualquier momento, la verdad o mentira de la noticia.
Sabemos que, por la complejidad de este problema, es imprescindible nuestra atención y conocimiento, acorde a las circunstancias, evitando crear el pánico general en la población, para el control, en forma efectiva, de esas noticias falsas. El doctor Fred Koenig, sociólogo de la Universidad de Tulane, en Estados Unidos, advierte que son muchos los eventos que, por el estrés y la ansiedad, propician el surgimiento de informaciones falsas: la epidemia que nos ocupa, a nivel mundial, causa temores y muchas personas pueden creer todo cuanto ven y leen por las redes sociales y oigan en las calles.
Aquí tenemos todavía la obligación de aislamiento preventivo y es importante permanecer en nuestras casas, cumpliendo con las normas y medidas que ha establecido el Gobierno, para frenar la pandemia del coronavirus, evitando más muertes que se vienen dando en todas partes del mundo. Evitando esas noticias engañosas que atemorizan.