La Guajira es el territorio energético de Colombia aun cuando Barranquilla se declare Distrito energético, sin tener hidrocarburos, carbón, ni energías alternativas, usurpando derechos que no les corresponden pero que en realidad le generan utilidades estratégicas en los manejos y explotaciones económicas que se lleven a cabo en la Costa Atlántica.
Los guajiros debemos despertar para que no vaya a ocurrir lo que estamos viendo, con los resultados de la explotación del carbón durante más de 35 años, cuando nos envolvieron en un espejismo de ilusiones fantásticas, ni nos cojan desprevenidos, frente al uso del territorio peninsular, invadidos de mega proyectos eléctricos, eólicos y solares, destinados a cubrir una tercera parte de la demanda de consumo nacional, en volumen equivalente a la cantidad generada por las hidroeléctricas que actualmente están operando, cuyo combustible lo suministra el departamento de La Guajira con los vientos y las radiaciones solares para producir energías. Hoy en día se generan operaciones de energías alternativas en Colombia, con menos costos en producción y mantenimiento que las energías tradicionales operadas con diferentes combustibles: agua, gas y carbón. En el departamento peninsular del territorio nacional, a diferencia de cualquier territorio del mundo, se garantiza la generación de energía con viento y sol durante las 24 horas de los 365 días del año. Otros territorios producen generaciones de energías temporales y periódicas. por causa de las estaciones naturales.
Se hace necesario de manera urgente que se apruebe una ley reguladoradel uso, comercialización y condiciones especiales de beneficios para los territorios generadores de energías alternativas. Que no nos vuelva a ocurrir lo causado en el pasado con la energía tradicional, de gas y carbón, que nos tocaba pagar el kilovatio más caro que los demás departamentos, no obstante, no conllevar costos operativos de transporte. En el apagón de Gaviria en los años 1992 y 93, constituyeron a La Guajira en proveedor emergente de solución de apagones, extremando plantas termos eléctricas para el suministro de energía, cubriendo necesidades de servicios múltiples. El Departamento en vez de beneficiarse de ellas internamente, más bien lo crucificaron, elevándolo mayores horas duración sin el fluido eléctrico, de manera ilógica y sin reclamos, de quienes nos representaban en el Congreso. “En casa de herrero cuchillos de palos”.
Necesitamos que también nos reconozcan derecho de beneficio por medio de la ley en favor de La Guajira, por la extracción de energía alternativas, para la distribución del consumo nacional. No podemos seguir pasivos frente a las utilidades económicas que persiguen los operadores de proyectos eléctricos en el Departamento. Los inversionistas de energía alternativa, con proyectos presupuestados por más de 15 billones, nada han propuesto ni ofertado para obras sociales de bienestar comunitarias. El proyecto ‘Jepirachi’, por ejemplo, de propiedad de Empresas Públicas de Medellín, durante más de 15 años de operación vendiendo la energía al Cerrejón LImited; nunca ha contribuido ni de manera tributaria, ni social, con el municipio de Uribia y el departamento de La Guajira.
Será que nos va a pasar igual, con todos los proyectos que se están comenzando a implementar e instalar, en La Guajira, sin la consulta previa, ¿ni ofertas sociales comunitarias?
Nuestros representantes, Alfredo Deluque y Tina Soto, deben dialogar y concertar con el Gobierno nacional, a efectos de presentar un proyecto de ley que beneficie como derecho, los intereses para La Guajira y sus habitantes en nuestro territorio, para no tener mañana que lamentarnos por abandono, inoperancias, indiferencias y negligencias de quienes nos representan en el Congreso, donde se aprueban las leyes. Dios quiera que los operadores eléctricos no terminen beneficiados con exoneraciones tributarias en municipios y departamentos que producen y transmiten energía eólica y solar. Y para remate, que nos vuelvan a vender la energía eléctrica a precios más altos que los distritos de Barranquilla, Bogotá y otros, para atrofiar el desarrollo y progreso de La Guajira. Si los guajiros o La Guajira no sale de la olla con la nueva bonanza eléctrica que se nos avecina, sería mejor desaparecer del mapa. Necesitamos unir fuerzas y dejar atrás los choques y discusiones políticas improductivas, originadas por diferencias que pueden asimilarse pasajera y sanables. Alcaldes, gobernador y representantes a la Cámara, deben a nivel nacional luchar unificados por un mismo objetivo, con el apoyo popular, para que no nos sigan tratando como débiles, ignorantes y sumisos conformistas. Asuman la debida responsabilidad que les asiste durante este período.
O nos dan un buen trato con beneficios colectivos y generales o habrá que frenarlos. Si no, a sufrir sacrificios, hundidos en el abismo por nuestra propia culpa, viviendo no sólo en pobreza sino en miseria y desgracia por falta de acciones diligentes, con sentido de pertenencia y dignidad humana.