“Allá en La Guajira arriba, donde nace el contrabando, el Almirante Padilla llegó a Puerto López y lo dejó arruinado”.
El aparte transcrito preliminarmente, corresponde a la canción titulada ‘El Almirante Padilla’ de la autoría de Rafael Escalona, una obra musical que nos recuerda, el primer operativo naval anticontrabando del cual se tiene conocimiento en Colombia, el que se realizó, que casualidad, en La Guajira, esta tierra se tomó entonces como globo de ensayo; vino a nuestra mente esa canción, después de asistir junto a mis compañeros Académicos de la Academia de Historia al Tedeum con motivos de celebrarse un nuevo aniversario del nacimiento institucional del departamento de La Guajira.
Ha llamado nuestra atención en estas efemérides celebradas con más platillos que bombos, que cada vez resulta más evidente que el nombre de La Guajira y a sus pueblos está desapareciendo el nombre de La Guajira y de los guajiros de las letras de las canciones en la música vallenata, no sabemos si es un tema comercial, o indiferencia de los compositores, o falta de interés en el asunto por parte de los intérpretes, pero ahora se le canta merecidamente a la mujer, al amor, al desamor, al perro y al gato, a todo, menos a la tierra donde enterraron mi ombligo, en la misma donde nací para ser Monguiero de nacimiento, Magdalenense por motivos constitucionales y hoy guajiro por un Acto Legislativo.
Frescas están en nuestra memoria, canciones inolvidables que arrugan el corazón de la gente nacida en el lugar mas septentrional de Colombia, como el ‘Cantor de Fonseca’, ‘Tierra de Cantores’, ‘Al compás de una Guitarra’, ‘Orgullo Guajiro’, ‘Cerro Peralta’, ‘Hermosos Tiempos’ y ‘Lola la negra’ de Carlos Huertas; ‘Soy Guajiro’, ‘Alma Viajera’ y ‘La Profecía’, de Julio Oñate Martínez; ‘Soy el indio’, ‘Mi proclama’ y ‘El Cantor de los indios’ de Romualdo Brito; ‘Riohacha un tema musical’ de Lenin Bueno Suarez grabado con su acordeón y su voz por Ismael Rudas Mieles en 1971, otra con el mismo título ‘Riohacha’ de la autoría de Armando Zabaleta; ‘Volví a llorar’ de Amylkar Calderón, aquella en la que destaca la máxima de su padre, que “A los guajiros hasta la muerte les llega tarde”; ‘Grito en La Guajira’ de Beto Murgas, con la cual llamó la atención del mundo por la explotación, y la miseria de nuestros hermanos wayuú, ‘Sanjuanerita’ y ‘Villanueva mía’ de Hernando Marín; ‘Luna Sanjuanera’ de Roberto Calderón; ‘Benditos Versos’ y ‘Desenlace’ de Rafa Manjarrez; ‘Mi pueblo’, ‘Donde’ y ‘El Cardón Guajiro’ de Leandro Díaz; ‘Mañanitas de Invierno’ de Emilianito; ‘El Viajero’ de Julio Vázquez, ‘Fonseca’ de Chema Gómez; ‘De la Junta pa La Peña’ de Colacho Mendoza; ‘La Juntera’ de Marciano Martínez; ‘Mi tierra y mis canciones’ de Oscar Cormane; ‘El Contrabandista’ de Sergio Moya Molina, ‘El Cantor del Norte’, de la autoría de Carlos Cotes Brito y ‘La golondrina en el verano’ que grabó Silvestre hace poco tiempo; ‘El tiempo’ de la autoría de Sergio Moya Molina, son algunos de los botones que se pueden mostrar porque me haría interminable de allí para adelante que entre el diablo y escoja.
Hay tantas cosas bellas que decir de nuestro Departamento, con rima letra y melodía, que si los intérpretes para sus grabaciones hacen una convocatoria para recibir canciones que se refieran a la cuna de José Prudencio Padilla, no le llegarán de a una sino por racimos, porque en algunos festivales hemos escuchado verdaderas obras maestras cantadas en las que se ponderan todos los valores culturales y riquezas naturales con las cuales la naturaleza premio a nuestro terruño, del que tantos se han servido y al que tan pocos lo quieren.
Dios bendiga a La Guajira y le permita hacer realidad su sueño de desterrar para siempre sus penalidades, de albergar sobre ella hombres y mujeres honestos, trabajadores, cumplidores de su deber, transparentes y con Dios en el corazón, respetuosos de sus mayores y de la Ley y de los Derechos del prójimo y con corazón grande, y suficiente para sentir piedad por el dolor de sus semejantes, y seguir fuente inagotable de inspiración de sus poetas y compositores que sueñan con un mañana mejor para su patria chica. Así sea.