Al revisar la historia para entender el proceso que ha tenido el departamento del Magdalena, empezando por su nombre y conformación geográfica, encontramos que por su grandeza y riquezas naturales, a la región que baña el río Grande del Magdalena y sus zona de influencia, se le dio el mismo nombre, se suma a estas riquezas su cercanía al mar Caribe.
La campaña emancipadora de Simón Bolívar tomó esta arteria fluvial como eje para su gesta, lo llamo el Río de la Patria, como esta condensado en el acta de independencia de Tenerife Magdalena del año 1812, donde Bolívar se refiere a él con la siguiente frase “Mirad el manantial de vuestra prosperidad; ese caudaloso Magdalena, que solitario y triste huye, por decirlo así, de unas riberas que devora la guerra”. Hoy más de 200 años después la historia es igual, sumado a una profunda pobreza de los mismos pueblos ribereños.
Es en la región de influencia del río Magdalena donde nace toda la campaña libertadora, entre 1812 y 1820 con valentía y arraigo a la libertad, sus pobladores dan su mejor aporte, destacándose los de Tenerife, Mompós, Guamal, El Banco, El Piñón, Cerro de San Antonio, Plato, Tamalameque, Santa Marta, Chiriguaná, Riohacha y Valledupar, estas dos últimas poblaciones comandadas por el coronel Montes de Oca, contribuyó con provisiones y ganado para las tropas libertadoras, pues estas dos regiones eran prósperas, convirtiéndolas en clave para la campaña militar de Bolívar, que fue desplegada en toda la región Caribe. Fueron sus victorias en esta región, bañadas por el río Magdalena y el mar Caribe, las que le permitieron seguir su gesta libertadora de los países andinos.
El 12 de julio de 1821 se firma la primera Constitución Política de Colombia, creando siete departamentos dentro los cuales estaba el Magdalena, conformado por las provincias de esa época Cartagena, Santa Marta y Riohacha, lo que hoy incluiría el Caribe con los departamentos de Atlántico, Bolívar, Cesar, Córdoba, Guajira, Magdalena, Sucre. Toda esta región ha tenido un desarrollo, aunque desequilibrado por el centralismo administrativo de nuestro país, que hace una diferencia entre la capital y la provincia, pero que en los hoy Departamentos de la Guajira y Magdalena es abismal, por la falta de servicios públicos, salud, educación, vías de comunicación, que mantiene aislada su zona rural, viviendo en un atraso y congelamiento en el tiempo, donde el desarrollo y la prosperidad son cuentos, con una sola realidad, pobreza, abandono y destrucción de sus riquezas naturales, con un mal aun mayor, una clase dirigente corrupta y falta de visión, que dista mucho de los próceres de nuestra patria, que en el Magdalena y La Guajira se dieron de una manera natural y generación espontánea, ante los anhelos de libertad, igualdad y progreso de sus tierras y pobladores, que en su momento y hace más de doscientos años, Bolívar promovió y encontró en ellos lo mejor al servicio de la Patria.
Hoy con tristeza vemos las noticias y las realidades de nuestros departamentos de La Guajira y Magdalena, sus capitales no tienen agua, la urgen, así como en sus provincias y municipios; la educación es limitada e incompleta; la administración de la salud es corrupta y deficiente; el suministro de energía eléctrica está en un limbo por los procesos empresariales de ajuste y cambio de Electricaribe; muchas obras de infraestructura que no se aprueban o están inconclusas, como la doble calzada Barranquilla – Ciénaga, la vía de la Prosperidad entre Plato – Palermo en el Magdalena, ruta del sol en los tramos de Cesar, Magdalena y Bolívar, vías secundarias y terciarias entre los municipios de la Alta Guajira y una larga lista que nos tomaría más de una página en incluirlas, pero que son la muestra de una región atrasada, con un desarrollo inequitativo al compararla con el de otras regiones del país y de la misma región Caribe. Es aquí la deuda histórica, pues en la época de la independencia, años 1800´s, esta región bañada por el río Magdalena y el mar Caribe, era próspera con la decisión y recursos para apoyar a Bolívar, región que dio las bases para nuestra gesta; hoy estas mismas regiones claman por una clase dirigente honesta, que incluya las necesidades de sus poblaciones en planes de desarrollo, exigiendo a los gobiernos regionales – nacionales de turno, de una vez por todas se dé la reciprocidad histórica que esta región merece, para que salga de su postración y abandono en que se encuentra.