Dialogando con mis vecinos y colegas docentes, comentábamos que diariamente vemos como en los diferentes municipios de La Guajira la inseguridad que estamos viviendo, es un fenómeno social preocupante para la ciudadanía, ya que si escuchamos la radio o si leemos la prensa, podemos escuchar o leer varios titulares sobre la inseguridad reinante en la península guajira o en la región Caribe, encontramos titulares que dicen: “En Maicao un ciudadano fue atracado y asesinado para hurtarle un celular”; “En Valledupar asesinan un docente para robarle una motocicleta”; “En San Juan del Cesar a un campesino le hurtaron 6 reses de la parcela de su propiedad”; “En Santa Marta, un hombre fue asesinado la madrugada de este martes”; “En Bucaramanga atracan a un estudiante para robarle el portátil y el celular”, estos titulares son el pan de cada día en los periódicos y noticieros locales, regionales y nacionales.
Como podemos ver, tanto en La Guajira como en la región Caribe y el resto del país, la inseguridad se ha convertido en un fenómeno social, que afecta la tranquilidad de guajiros, costeños y colombianos, este es un gran reto para los nuevos mandatarios que se posesionan el primero de enero de 2020, buscar estrategias para acabar con este flagelo. Sabemos que son muchas las causas de la inseguridad. Me decían mis colegas Jefferson Arévalo, Idairis Mindiola, José Espitia, Geolid San Juan, Jaime Fonseca, Cielo Mireya, Tina Salas, Saila Fernández, Nadimis Daza, Juana Ramírez, Liceth Ballesteros, María Pía, Eduis Zarate y Efraín Plata, que el desempleo, pocas oportunidades laborales, abandono estatal del campo, falta de cultura ciudadana, falta de la presencia de las autoridades en sitios estratégicos, desigualdad social, injusticia, drogadicción, pobreza, alcoholismo, falta de seguridad social, migración de extranjeros a nuestro país, falta de seguridad alimentaria, entre otros, son algunos de los problemas.
Hay varias formas de combatir la inseguridad, le recomendamos a los burgomaestres, gobernadores y Gobierno central desarrollar programas y proyectos productivos en el campo y en la ciudad que generen empleo, ya que existe un porcentaje considerable de colombianos y extranjeros desempleados, si el gobierno genera empleo esta población va a recibir recursos económicos que le van a permitir cubrir los gastos y costos de la canasta familiar de 2019.
Según el Dane, la nueva canasta básica familiar dada a conocer en enero pasado, le cuesta a un hogar promedio –integrado por cuatro personas– $3.488.577 mensuales. O sea, que un hogar colombiano requiere de 4,2 salarios mínimos legales (SML 2019=$828.116) para la adquisición de todos los bienes y servicios necesarios y vitales.
En conclusión, si la población cesante que se encuentra en las calles está empleada y ocupada, esta gente adquiere recursos para el sostenimiento de sus hogares, esto trae como consecuencia que disminuya la inseguridad y Colombia ingrese a los países desarrollados con paz y tranquilidad.