Hace algunos años cuando éramos aún unos adolescentes, los cuentos de la noche de los vampiros, aquellos seres extraños con apariciones nocturnas, cuando la soledad era la ocasión propicia para colocar sus afilados dientes en las gargantas de sus víctimas para extraerles su sangre y convirtiéndolos en vampiros. Era una situación de pánico, terror y que obligaba a los seres humanos a permanecer en sus casas para evitar el acecho de los vampiros que deambulaban por las calles. La humanidad hoy en día está experimentando una situación de pánico y terror semejante a la narrada anteriormente, con la aparición de una amenaza a la población mundial con una nueva enfermedad que según parece fue ocasionada por digerir carne de murciélago obtenido de un mercado común de animales exóticos en la ciudad de Wuhan, China. Estos murciélagos pueden retener en su interior algunos microorganismos como los virus, sin verse ellos mismos afectados, razón por la cual pueden transmitirlos a quien los ingiera.
Se puede agregar que el origen del virus no se ha confirmado todavía, ya que se conoce su existencia; pero, no su origen. Tampoco la forma como llegaron a los murciélagos. Existen rumores que se escapó, no se sabe si fue un descuido del personal del laboratorio P4 de la ciudad de Wuhan que maneja experimentos con virus.
En el mes de noviembre del año pasado, el doctor Li Wenliang del Hospital Central de Wuhan denunció la aparición de una nueva enfermedad observada en algunos de sus pacientes, ejerciendo la policía su suspensión, pero su continua asistencia a los pacientes le ocasionó su muerte por contagio. El número de pacientes con esta enfermedad fue en aumento en esa ciudad, razón por la cual las autoridades del cuidado de la salud y gubernamentales chinas decidieron el cierre de sus fronteras para evitar que esta enfermedad se propagara a otros lugares y ejercer los controles internos y establecimientos de tratamientos adecuados a los pacientes residentes.
A pesar de los controles y medidas establecidas por las autoridades chinas para evitar la propagación de la enfermedad, muchas personas naturales y extranjeras lograron salir de la ciudad y del país, llevando consigo el virus transmisor de esa enfermedad proveniente de los murciélagos, los cuales poseen características especiales como productores de un síndrome agudo de respiración, empezando con fiebres y dolores de cabeza como síntomas iniciales. Su contagio se realiza mediante el estornudo y contacto directo personal o con superficies receptoras y al cual se le denominó Coronavirus o Covid-19.
Esta enfermedad portante mediante la salida de personas a diferentes lugares del mundo dio lugar a su rápida propagación, suponiéndose que algunos de ellos eran sus portadores por sus características especiales. Los países más afectados con la llegada de estos viajeros fueron los europeos como Italia y España, quienes han señalado altas cifras de pacientes afectados y de muertes. Esta rápida expansión del Coronavirus obligó a esos países y a otros como EE.UU. en América también como más afectadoa promulgar sus métodos de tratamientos con antibióticos y respiradores artificiales en sus pacientes. En cuanto a los no afectados la obligatoriedad de utilizar mascarillas, distanciamiento personal y como medida restrictiva permanecer en sus hogares en “cuarentena” por un término mínimo de 14 días, periodo de incubación del mortal virus.
Con estas medidas restrictivas de confinamiento y de evitar aglomeración por razones de trabajo, sociales, académicas, deportivas y por otros motivos, trajo consigo una situación que se podría llamar de terror y pánico entre la población mundial, ya que la expansión de la enfermedad ha sido extralimitada y cualquier persona estaría expuesta a su contagio o en el caso de ser portante contagiar a otras personas sanas, lo cual se asemejaría a la presencia del conde Drácula deambulando por las calles en busca de sus víctimas.