Esa es una verdad de a puños, porque desde esta península no podemos tapar el sol con las manos. Mientras se observa a un gobernador muy comprometido con su liderazgo institucional, vendiendo una imagen positiva internamente y hacia afuera, la piratería terrestre por nuestras carreteras sigue haciendo carrera en detrimento de la imagen de nuestro Departamento.
Esa imparable carrera del saqueo, el atraco, el hurto y el robo en nuestras vías, cobrando muchas veces, vidas inocentes y realmente útiles a nuestra sociedad, viene sembrando el pánico y el terror en el Departamento. Nadie se escapa de los asaltantes y malhechores que vienen sembrando el miedo en nuestro territorio. Parece ser, que esta modalidad de salir a las vías armados hasta los dientes, a apropiarse de lo ajeno, se estuviera convirtiendo en un medio de subsistencia en La Guajira.
Los periodistas, líderes y dirigentes, turistas y ciudadanos del común, han sufrido en carne propia el rigor de la inseguridad por las carreteras de nuestro Departamento. Llegó la hora de que nuestra fuerza pública y las autoridades tradicionales indígenas le pongan el freno de mano a este flagelo social, antes de que sea demasiado tarde y se nos salga de las manos. No podemos seguir aceptando que nuestros vecinos y la opinión nacional, sigan estigmatizándonos y nosotros con nuestro comportamiento y actitud dándoles la razón. La cultura y el desarrollo deben ir íntimamente ligados y tomados de la mano para avanzar. Seremos potencia en agroindustria, en la naturaleza y el ambiente, en recursos del mar y el océano, en turismo y energías renovables. Pero para lograrlo, debemos construir una infraestructura física y tecnológica mucho más adecuada para las exigencias de la globalización. Pero no es con prácticas sociales del bajo mundo como esto se logra, ni con una sociedad inerme y pusilánime, que ve como le dañan su imagen, su reputación y su prestigio con hechos malsanos como la piratería terrestre.
Da la impresión que el miedo nos tuviera prisioneros de esta sociedad antivalores, que está patas para arriba y que nos hace cómplices de unas prácticas que no compartimos. La Guajira tiene la imagen por el suelo ante la opinión del país, como un departamento corrupto y de ladrones, a donde no se puede venir porque te atracan y te roban por doquier. No precisamos si es como consecuencia de la superpoblación, producto de la altísima migración de venezolanos hacia nuestro Departamento, o que se haya confabulado nuestra gente y el éxodo de venezolanos recién llegados. Pero lo cierto es, que son muy recurrentes los hechos de violencia, atracos e inseguridad en nuestra zona urbana y rural.
La operación desarme y la estrategia de departamento y municipios seguros deben activarse con mayor fuerza y resultados efectivos. El turismo y toda su cadena de valor, es el sector más afectado, porque al turista que le roban y lo intimidan, es un inversionista y un ciudadano menos que promueve a La Guajira como destino turístico.
Los hechos más recientes ocurridos en la Alta Guajira y en la ciudad de Riohacha, dan cuenta que los 4 puntos cardinales de esta sesión del país, se los está tomando la piratería terrestre. La vida fácil, el dinero mal habido, y ese modelo de sociedad, donde unos trabajan y otros roban, y donde el vivo vive del robo, debemos conjurarlo hasta llevarlo a la catarsis.
Históricamente, los guajiros hemos vivido de la explotación de las perlas, de la exportación del dividivi, del árbol de Brasil y la marihuana. Después del contrabando, la explotación de la sal y el carbón. Pero ahora, no podemos caer tan bajo, armándonos para imponer la ley del más fuerte en el territorio. No, La Guajira debe entrar en una era de reconstrucción del tejido social, desarmando los espíritus y asociándonos entre todos, en la búsqueda de proyectos de emprendimiento que nos permitan construir empresas. Este debe ser un Departamento de empresarios e inversionistas del campo, del turismo, de las energías, etc, como lo demostró la rueda de negocios realizada en el marco del Festival Francisco ‘El Hombre’, y no, de piratas bandidos, que se imponen y someten a la sociedad.
Recuerda que fuerte eres y débil serás, porque no hay chorro que no termine en gotas y toda gloria del hombre, como la flor de la hierba, se cae.