El encargo en la Gobernación de La Guajira por decreto presidencial a Wilson Rojas Vanegas, en que el presidente Iván Duque envía sendas cartas a los partidos de la Unidad Nacional y Conservador, que fueron los partidos que avalaron al gobernador Wilmer González Brito para que envíen la terna de donde saldrá el gobernador que termina el período constitucional, iniciado por Oneida Pinto Pérez y luego en elecciones atípicas que ganó Wilmer González, que será hasta el 31 de diciembre del año 2019.
A raíz de la conformación de la terna por los dos partidos encargados de escogerla, se ha formado un tira y jale en la puja por la Gobernación. Con este aliciente se demuestra una vez más la crisis político administrativa que padece La Guajira desde hace muchos años. Es tal la puja que las redes sociales están encendidas entre unos y otros, donde el presidente tiene la última palabra.
Si Wilson Rojas Vanegas lo ha estado haciendo bien y ha recuperado la institucionalidad, la credibilidad y la confianza con el Gobierno nacional y la opinión pública, se preguntan muchos ¿por qué no dejarlo que termine el período constitucional? y ¿por qué ahondar la crisis?. El problema es la lucha por el poder, y como en octubre hay elecciones de nuevo gobernador, entonces quien venga a reemplazar a Wilson, le dará garantías al grupo que se empodere de la Gobernación en estos meses que faltan por terminar el mandato.
Hago referencia a uno de los grupos de las redes sociales, del cual hago parte, ‘Periscopio Político’ que dirige el colega Orlando Páez. A través de este Chat que se maneja por Whatsapp, en que hay integrantes de todas las ideologías y el pasado 3 de abril me llamó mucho la atención sobre esta controversia por la Gobernación o por lo que falta de ella. Uno de ellos escribe “la premisa reinante pareciera ser que quien tenga el Gobierno departamental, entonces ganará la próxima elección con su candidato apadrinado, por lo que el combustible de esa locomotora triunfalista, es el presupuesto departamental y la rapiña en la Gobernación, será la norma”.
Más adelante continúa, “esa mermelada o salsa espesa y jugosa, hace confluir los exigentes paladares de exquisita sazón de exgobernadores, exparlamentarios y en ejercicio también. Exalcaldes y burgomaestres actuales, exdiputados y miembros actuales de la Duma, concejales, exservidores públicos adictos al erario, contratistas de gran prestigio y contubernio con los ordenadores del gasto, líderes con votos y líderes de su único voto, sensatos y avivatos”.
Asimismo indica, “en fin, todo movidos por el interés y laventaja posible. Que prime La Guajira es utopía. Tantos líderes tradicionales, gamonales, delfines y comensales del erario público en una sola locomotora puede motivar al pueblo a hacer moñona y descarrilarla de una vez por todas. Son miles de bocas que elevan su voz estentóreamente con el pregón antigobiernista, pero, la dádiva acallará muchas, pues, por educación y razón: con la boca llena se es silente”.
La respuesta del contertulio en el tema del3 de abril, fue de Rubén Fonseca quien responde a lo anterior, “me encantaría decirte que estamos en un paraíso democrático donde los planes de gobierno son revisados y comparados al detalle por el elector y que las hojas de vida son valoradas pero la realidad es otra. Apelando a la verdad, el que tiene la Gobernación encargada en alianza, tiene una ventaja considerable… Es real el tema”. También lo expresó Rubén, con respecto a la terna “a más tardar la próxima semana hay nuevo gobernador encargado te lo aseguro. Ya tienen listas las tutelas, o el presidente nombra o nombra, estamosen año electoral, ahí está la diferencia.
Del mismo modo afirmó, “en este nuevo proceso electoral igualmente, están revueltos los liderazgos jurásicos con los nuevos liderazgos. Habrá cambios, pero solo del combo de mando. Proyección futurista con tantos jefes e intereses, no habrá”.
Así están las cosas y la crisis aumentará en la medida a quien nombren para terminar el período constitucional, o si dejan a Wilson, que sería lo más sensato, pero también se armará una controversia de padre y señor mío.