Hablar de salud en el Departamento resulta algo complejo y a su vez paradójico dado que La Guajira se caracteriza por los grandes contrastes, tanto económicos como sociales; con una riqueza natural y cultural, como resultado de todo esto solo se puede evidenciar carencias básicas que afectan a gran parte de su población, a lejos se pueden observar las grandes brechas de desigualdades en diferentes sectores que, al parecer, no resultan tan evidentes a nivel nacional.
Desafortunadamente en esta última década la inestabilidad política ha gestado una gran debilidad en el sector de la salud por parte de los gobiernos locales, que no han logrado mejorar las condiciones de vida del pueblo guajiro. Para nadie es una sorpresa que hoy en día el Departamento registra preocupantes indicadores sociales como los altos niveles de pobreza y necesidades básicas insatisfechas que han situado a La Guajira por debajo del promedio nacional.
Es preocupante que en La Guajira pareciera que la atención en salud no funcionara, cada vez son más los titulares sobre muertes de niños por desnutrición y causas asociadas a este terrible flagelo que azota hoy en día a nuestro territorio, pero a los que los medios nacionales, se le han convertido en el pan de cada día y que decir de los verdaderos responsables de estas situaciones que no aparecen o se hacen de la vista gorda.
Tristemente veo que la salud en el Departamento va directo al declive en forma de pasos agigantados cada vez más visibles, desde el mes de febrero del año 2017 La Guajira se encuentra intervenida. Recuerdo textualmente las palabras del entonces presidente de Colombia, Juan Manuel Santos: “Este proceso va por buen camino” refiriéndose a la salud, recuerdo que para ese año se aprobó un Ocad por 3.600 millones de pesos, para inversión en este sector, han pasado 2 años y 3 meses y el panorama en La Guajira han cambiado totalmente. Es que a mi modo de ver, va de mal en peor.
Recientemente el ministro de Salud, Juan Pablo Uribe, expresó: “Aún no se vislumbra la terminación de la intervención de la salud en el Departamento”. Realmente en lo personal me asombró de gran manera y porque en realidad no he podido comprender cuál ha sido el beneficio de la intervención y lo más irrisorio el motivo, según el ministro, “cambio de gobiernos departamental”, no logro comprender de qué forma estos cambios retrasan los procesos.
Para el Gobierno central los guajiros somos incompetentes para administrar la salud, pero desde que está la intervención no logro ver el cambio. Siguen muriéndose los niños por desnutrición y otras enfermedades, igual que las maternas ahora con la situación migratoria las clínicas y hospitales no dan abasto para la atención y lo peor se están presentado enfermedades que, según el Ministerio de Salud, estaban extintas en Colombia como el sarampión, continúan los caso de dengue y otras enfermedades que me hacen pensar que la salud en La Guajira es un sufrimiento que no tiene doliente…