Venezuela es famosa por sus Mis Universos y por las telenovelas llenas de drama, intriga, pasión, amor, violencia y todos los vicios del ser humano, las que entretienen y embrutecen al televidente que las ve (según mi opinión).
Al dictador Maduro se le apareció la Virgen con la captura en su país de la exsenadora Aída Merlano, prófuga de la justicia colombiana, que le cayó como anillo al dedo para una buena telenovela made in Venezuela, pues tiene todos los ingredientes que gustan al público: Se trata de la historia de una pobre y linda mujer de un sector deprimido de su ciudad Barranquilla, quien con la influencia y de la mano de un viejo y poderoso empresario que se enamoró de ella asciende socialmente y llega a ser Senadora de Colombia; después ella se le rebela a los políticos que la apoyaron y estos la echan a los lobos para acabar su carrera política, terminando condenada y presa por comprar votos para su elección; se fuga espectacularmente de la cárcel y huye hacia un país vecino donde la capturan y termina siendo disputada por dos presidentes rivales.
Mejor oportunidad no se le podía presentar al dictador Maduro para convertir la captura de la Merlano en un show telenovelero que ya empezó a cautivar al público.
En el primer capítulo de la telebovela “No te entregó a Aida”, Maduro la exhibe como trofeo de guerra, esposada y rodeada de los agentes del Faes –la Policía política al servicio de su régimen– y anuncia a Duque que ni por el putas se la va a entregar si no lo solicita a su gobierno, sino al presidente interino Juan Guaidó, como manifestó el presidente de Colombia.
En el reparto estelar de esta telebovela actúan Maduro, obviamente, como el malo de la película; Duque como pretendiente de la bella dama, y Aída Merlano, por supuesto, la protagonista principal de esta historia de amores y odios entre Maduro y Duque que promete cautivarnos durante muchos capítulos pues el culebrón será largo y truculento.
La primera pulsada la ganó Maduro, porque ciertamente Guaidó no tiene el poder de mando sobre las autoridades de Policía para entregar a la bella Aidita, con lo cual el tirano se regodea de felicidad porque se sabe con la sartén por el mango y utiliza la entrega de Aída como arma política para chantajear a Duque, con el fin de hacerlo cambiar de posición de que él es el presidente legitimo de Venezuela.
A lo largo de esta telebovela veremos a un Maduro mostrarse como un pendenciero y burlesco exchofer de bus que no tiene argumentos sino ofensas contra su par colombiano, al que no respeta y se burla de él llamándole en público por un sobrenombre; Maduro rebuzna en vez de hablar y se hincha de soberbia y prepotencia, propio del ignorante y lejos del estadista gobernante de una nación que se espera.
Seguramente a la dama en disputa tratarán de seducirla con promesas que le garanticen todo tipo de beneficios, incluso asilo político, para que declare en contra de personajes de la vida política y pública de Colombia “enemigos” del régimen dictatorial de Maduro, incluyendo al mismo Duque y al expresidente Uribe, en una especie de utilización de Aida Merlano como arma de venganza con la que Maduro quiere desquitarse de Colombia por no reconocerlo presidente legítimo, sino fraudulento y mafioso de un narcoestado como es Venezuela, quien además apoya al terrorismo.
Asistiremos a ver una novela donde habrá de todo y para todos. Nos divertiremos con las burradas del Maduro que le han merecido tantas burlas en su mismo país; veremos también a una protagonista principal como la Merlano hablando lo que quieren sus protectores venezolanos y hasta más de la cuenta para que no la extraditen, y a un presidente colombiano firme y coherente en sus convicciones y posición asumida.
El final será feliz para la protagonista quien se quedará en Venezuela, pues Duque no la pedirá a Maduro y este soberbio como es no la entregará, otorgándole asilo para protegerla, eso sí después de haber logrado conseguir que ella diga lo que ellos quieren en contra de los que consideran opuestos al régimen tirano de Maduro, y esta es su venganza perversa.