La falta de un senador hace de La Guajira un departamento dependiente, dócil y reverente. Ello ocasiona que muchos sucesos dependan de intereses foráneos y sea muy débil la interlocución con el gobierno central. Luego, se hace necesario saber sí esa fragilidad afecta al departamento. Y sí es posible fortalecer y reconstruir en forma autónoma las relaciones intergubernamentales.
En el futuro próximo el Departamento dependerá en gran medida de cuatro senadores que posiblemente hiendan su poder en los procesos y decisiones que le deparan a La Guajira, esto por obra e invitación de algunos dirigentes locales. Por lo reducido de estas cuartillas no voy a mencionarlos, pues solo cuento con un espacio de 500 palabras.
No obstante, los más avezados a estas alturas de este artículo ya los habrán identificado. Puedo dar algunas pistas. Por ejemplo, puedo mencionar que tres de ellos están enraizados con el linaje electoral en Barranquilla. Uno de ellos logró una votación 8.714 votos. Otro mantiene una cuota significativa de 5,549 votantes en el Departamento.
Existen dos sobrinos en distintos partidos de importantes líderes políticos regionales. Todo lo anterior para configurar un confuso panorama que se pinta para el departamento a partir de los interlocutores con los cuales deberá entenderse La Guajira, por lo menos en los próximos dos años y medio.
Además, de haberse empoderado otros funcionarios de gran importancia que pueden inferir en la vida política y administrativa del departamento. De ellos depende, la burocracia, la participación en el presupuesto nacional y los proyectos de interés regional, así como otras decisiones que afectan o pueden determinar el territorio y su población.
Esta relación con la península debe ser apreciada y analizada con lupa, sin prevenciones. Se trata de aclarar, sin atribuir responsabilidades de las cuales probablemente no serán responsables. Pero si se hace necesario advertir. Porque después del ojo afuera… ¿Cómo pueden influir? Pueden determinar el desarrollo departamental, pues en gran medida son portadores de intereses de la metrópoli más próxima, la cual se precia de ser bien administrada.
Buscan complementariedad y apoyo para sus proyectos departamentales y locales, los cuales son presentados como de interés regional -como se puede apreciar en el esfuerzo de la constitución de la Región Administrativa de Planificación (RAP) – Caribe. Entretanto, La Guajira con muchos potenciales, permanece muda y aislada, estigmatizada y fragmentada, sin amigos ciertos. Para el caso específico de la Gobernación de La Guajira y de la ciudad de Riohacha, las relaciones son evidentes. Entonces debemos especializarnos también en las relaciones con la región.
¿Cómo nos mira Barranquilla?, ¿Cómo debemos mirar a Barranquilla? El cuarto jinete con mucha importancia en el partido de gobierno, se le ve ausente y disperso, -pero también a sus interlocutores locales afanados por tener mayor amistad con el líder y desinteresados por fortalecer su partido- . Por ahora, se debería pensar si esa relación con la metrópoli es posible aprovecharla y generar buenos resultados acudiendo al modelo gana – gana o sí sólo se espera ser instrumento de las decisiones de los cesares de la ‘Puerta de Oro de Colombia’ y la ‘Ventana al Mundo’.