Los gallos “tapaos” de Villanueva

De plácemes estuvo es tierra grata por estos días, celebrando sus fiestas patronales, aunque con muchas restricciones por la pandemia Covid, los villanueveros siguen fiel a sus tradiciones. Me ufano de ese pedazo de cielo al que serví con denuedo al frente de la dirección de su hospital y recibiendo como respuesta a la buena labor cumplida el cariño de todos sus habitantes, gracias, Villanueva. Nuestro poeta guajiro Nando Marín resumió todo lo que es Villanueva en su poesía, ‘Villanueva Mía’.

Villanueva es una tierra de empuje, de cuentos y leyendas, dueña de más de 20 dinastía que han contado en sus letras, en sus notas, pedazo a pedazo lo que es La Guajira: los Romero Ospino, los Bolaño, los Zuleta Díaz, los Celedón Orsini, la Maestre Socarrás, la Gil Torres, la Cuadrado Hinojosa, por mencionar entre otras.

Con no menos atención se han paseado por sus calles hijos de la talla de ‘Poncho’ Cotes Yunior, Juli Oñate Martinez, Alberto ‘Beto’ Murgas, Jan Carlos Centeno, Junior Santiago, Reinaldo ‘El Papi’ Díaz y la lista es larga entre cronistas, escritores, columnistas, folkloristas, empresarios, profesionales de buena honra.

No es extraño para el transeúnte, escuchar en cualquier recodo de la pedregosa Villanueva, un trinar suave de una guitarra o de un acordeón, los versos del principiante verseador, o los tarareos de un adolescente tratando de entrabar la primera estrofa para su primera serenata, o despavorirse de un trueno en pleno diciembre de uno de los quejidos del Cerro Pintao’. Eso es Villanueva música, versos, poesía y más música, con este despliegue de mentes brillantes puede considerársele la Cuna Moderna del Vallenato. Su festival Cuna de Acordeones lo dice todo.

Una de esas noches de luna llena decidí seguir las notas de un acordeón que a lo lejos entonaba una canción de los Hermanos Zuleta, ‘La sangre llama’, letra de Emilianito. Al llegar al parque donde se realizaba la cantata, por una alegre muchachada y al escuchar notas de otras canciones y la alegría con que departían y haciendo gala de un buen canto, me integré a la recocha juvenil.

La voz del jolgorio la aportaba un muchacho de nombre Jaime Baleta y la herencia alemana la ejecutaba ‘Pepe’ Rocha, la caja y la guacharaca pasaban de mano en mano por si era paseo o merengue y hasta puya lograron sonar. Jaime me comentó que era de profesión Ingeniero Industrial y que la música y el canto lo llevaba en las venas como buen villanuevero y recientemente había estado visitando en los Estados Unidos la ciudad de Nueva York y Miami, donde puso a bailar a gringos y latinos al son de nuestra música vallenata.

Vale recordarle al lector que nuestro folklore el 29 de noviembre de 2013, el vallenato tradicional fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación por el Consejo Nacional de Patrimonio del Ministerio de Cultura. El 1 de diciembre de 2015 fue incluido en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, en la lista de salvaguardia urgente por la Unesco

En verdad estas nuevas figuras que emergen en nuestras calles villanueveras llaman la atención al continuar con la tradición de nuestros juglares y la lógica que el legado de Francisco El Hombre es para rato, de ahí que en Villanueva estos “Gallos Tapaos” son de exportación y serán los que nos representen en todos los países y continúen sembrando la bandera de un país donde el acordeón, la caja y la guacharaca se fusionan para que brote la música más hermosa del mundo “La Vallenata”.