Para nosotros los wayuú, toda persona que no es poseedora del conocimiento de la tradición o leyes milenarias de un pueblo o de su propio pueblo, es categorizada como una persona mojusu o malasü.
La que es mojusu o malasü es una persona que no se preocupa de sus malos actos y se vanagloria hablando mal de otras; estas personas malasü no son bienvenidas en los territorios de otras e´irukuu.
Los wayuú poseedores del conocimiento, de las costumbres, de las leyes y los practica, son personas washirü o anasü; así nosotros los wayuú conocemos a los Alijuna si son mojusu o si son washirü.
Las Alijuna mosuju no son bienvenidas porque generan malestar a partir de sus acciones y palabras, mientras que el Alijuna washirü es bienvenido y puede gozar de nuestra calurosa atención y respeto. Es importante recordar que en la semántica narrativa de nuestra lengua wayuúnaiki, el término Alijuna significa “personas que causan dolor”; los Alijuna cuando llegaron de Europa a nuestros territorios milenarios, eso fue lo que hicieron, “causar dolor”, y en la actualidad algunos de estos Alijuna lo siguen haciendo.
También es importante resaltar que existe una expresión que dicen los ancianos y ancianas wayuú, a los Alijuna que respetan el ser wayuú cuando llegan a nuestros territorios, le dice “Alijuna wayuú a´inchi”, su interpretación al castellano es “un Alijuna que desde su corazón trata de ser wayuú”. Así de esta manera, queremos decir al Alijuna o a la Alijuna, si llegas con respeto a nuestros territorios, te recibiremos con respeto, pero si llegas a nuestros territorios a irrespetar, no esperes que te respetemos.
Es importante también enunciar que por muchos siglos por medio de las prácticas de una educación implantada a la fuerza en nuestros territorios, muchos de nosotros los wayuú hemos sido también Alijuna, somos causantes de dolor cuando faltamos el respeto a nuestros abuelos y abuelas, cuando tenemos la cabeza hacha con la mirada fija en la pantalla luminosa de nuestros celulares, mientras nuestras madres nos están hablando. Somos causantes de dolor cuando corrompemos la relación natural que tenemos con nuestros territorios, cuando olvidamos la esencia de nuestro origen con la Madre Tierra.
Existen wayuú que han venido ayudando a silenciar las voces de los seres espirituales de nuestros antepasados, han clavado sus palabras prestadas y copiadas de otras creencias en el corazón de nuestro ser wayuú, han estigmatizado nuestras formas de ser en el mundo. Por medio de estas palabras prestadas y copiadas, estos wayuú que han sido peores que los Alijuna, han venido reforzando más esa cadena de hambre y miseria de más de cinco siglos.
Nosotros los wayuú washirü o anashii, tenemos que volver a nuestro origen para reorientar nuestra lucha política, tenemos que volver a escuchar y a dialogar con nuestros mayores monolingües y así crear un movimiento social wayuú para golpear nuestra conciencia, unir nuestras palabras así como cuando unimos las leñas para encender la fogata, que cada quien ponga su propia leña y así de esa manera, la llama de nuestra conciencia será de gran impacto y de admiración; bajo la luz de esa llama, muchos wayuú verán y se sorprenderán de su condición de ser esclavos por el escombro de hambre que tiene a su rededor.