Es mejor tener esperanzas que no tenerlas. Parece una expresión de Murphy, pero no lo es. Yo la considero el retrato de la actual realidad guajira creada por la llegada de un gobernador que ha generado eso, expectativas; que nos ha creado un estado del alma que nos hace sentir “mariposas en el estómago” porque hace mucho tiempo no sentíamos seguridad política y seguridad institucional dentro de la administración departamental. Ese hecho tiene esas consecuencias: despertar expectativas, construir confianza, soñar con una Guajira distinta pero mejor, diferente a lo que nos ha estado sucediendo los últimos años, distinta pero peor.
Pero todo en exceso es malo. Y esto lo quiero señalar porque ese nirvana que se ha apoderado de nuestros pensamientos, de nuestras acciones, de nuestros deseos de contribuir con ese cambio y de ser protagonistas de ese nuevo despertar, nos está o nos puede llevar de la expectativa a la ansiedad porque queremos desarrollo ya, cambio ya, progreso ya, de forma súbita, que se haga todo ya, y por eso estamos dejando a la vera algunos aspectos y circunstancias claves para construir de manera sólida, con seguridad y eficiencia esa transformación que cada uno estamos soñando desde nuestras posibilidades y competencias. Y expreso con alto parlante, que es vital entender la cultura del cambio y apropiarse de sus principios para que la desilusión no sea la bebida amarga que nos toque tomar más adelante. Es aprender que se requiere planear, entender que las cosas no se pueden hacer por el simple deseo sino respondiendo a realidades y en eso podemos tener mucha información, pero poco acatamiento, poca creatividad o conocimiento de que debe ser con propuestas, planes y proyectos viabilizados y aprobados. Todo esto tenemos que introducirlo en la lógica del tiempo y ser conscientes que todo demanda tiempo, que no es de la noche a la mañana.
Es oportuno el momento constitucional y legal que se está viviendo, como lo es la etapa de participación comunitaria en la formulación del Plan de Desarrollo. Es un espacio que se debió o se debe aprovechar para “poner nuestro grano de arena” en ese cambio.
De ahí, de las líneas estratégicas definidas del plan de gobierno presentado por el actual gobernador, se desprenden las posibilidades de desarrollo y progreso y la posibilidad que podamos aportar para ello.
Aquí es donde desafortunadamente se está construyendo una de esas oportunidades de cambiar la expectativa por ansiedad porque se ha estado llegando con muchos titulares, deseos, ideas junto con ganas de que se hagan cosas. Eso debemos concretarlo y ponerle tecnificación a esas propuestas y la administración departamental tener el acierto en el plan de inversiones plurianual de hacer la aplicación de recursos en los sectores y obras que le den la vuelta a la historia.
No es malo que estemos presentando proyectos, eso está bien, y es lo que se requiere para reforzar en el Plan de Desarrollo el plan estratégico a ejecutar, pero atiborrar desde cada municipio, desde cada sector, o cada individuo con ideas, deseos y aun propuestas bien concebidas y proyectos viables, puede contribuir con ese cambio de esperanza a la ansiedad. Y eso es lo que no debe pasarnos. Debemos entender que incluso, la planificación que haga el actual gobernador y su equipo de gobierno y sus instancias técnicas, pueden ser para 6 u 8 años.
No es un secreto que obras como los Distritos de Riegos nos tienen inquietos; clamamos por su construcción y de paso su impacto socio-económico.
No es sorpresa que todos queramos tener autonomía en el sector salud, sector educación y más logros del Plan Departamental de Agua.
Es un sueño hacer parte de los departamentos que han desarrollado ampliamente sus talentos deportivos, por lo tanto, contar con escenarios deportivos, con escuelas de formación técnica deportiva y con deportistas bien estructurados en sus disciplinas, debe ser el despertar de ese sueño convertido en realidad.
Con gran ilusión los guajiros “nos vemos andando” por unas vías en perfectas condiciones, con trayectos que acerquen más a las 2 guajiras geográficas, que paren ya el detrimento patrimonial de los guajiros al transitar por esas trochas o trampas mortales, y evitar más muertes.
Y lo que no se ve, pero se siente: necesitamos la modernización técnica, tecnológica y administrativa de nuestras instituciones territoriales.
Urgente garantizar la defensa jurídica del Departamento a través de una dependencia fuerte, idónea, honesta y con sentido de pertenencia y amor por su institución guajira.
Por eso hermanos guajiros, comencemos entonces a entender que todo obedece a una gestión y planeación, y a la unión de voluntades políticas con el ámbito local, regional y nacional. No es para ralentizarnos y dejar que las cosas pasen, pero si ser resilientes y apoyar con paciencia la transformación, y ojalá que se den pasos seguros y bien priorizados.