El proyecto del Ranchería iniciado hace dos décadas, presagiaba como panacea para superar taras de atraso, pobreza y subdesarrollo del departamento. En 2001 el antiguo Incoder “celebró contratos de obra e interventoría con el objeto de adelantar Diseños Detallados, Construcción de la Presa el Cercado y Conducciones Principales a las áreas de Ranchería y San Juan del Cesar, correspondiente a la Fase I, en calidad de obras multipropósito”. Se contemplaba dotar de agua los sistemas de acueducto de 9 municipios, dotar de energía eléctrica a 3.000 viviendas del área circunvecina y adecuar 15.246 hectáreas para actividades agrícolas y pecuarias en el Distrito Ranchería y 3.290 hectáreas fundamentalmente ganaderas en el Distrito San Juan. Se habló de diversos beneficios: Reactivación económica, mejoramiento de calidad de vida, diversificación de actividades agrícolas y pecuarias, reasignación del recurso hídrico del Río Ranchería, generación de 11.000 empleos permanentes. A efectos de desarrollar la Fase I la Nación aportó $ 650.000.000,000 y el departamento $ 70.000.000.000, traídas a Valor Presente Neto esas dos sumas ascienden a casi un billón de pesos.
Cuando inicié estudios de la Ciencia Lúgubre como denominan a la economía, justamente porque los principios se cumplen siempre para algunos sobre la base del sacrificio para otros, me llamó particularmente la atención una definición o más bien la descripción de su objeto: la solución de necesidades crecientes en medio de la escasez de recursos. Lo cual se ajusta perfectamente a una circunstancia particular de la coyuntura actual de La Guajira. Resulta que el gobierno central decidió optar por traer un programa de solución de carencias del acceso al agua óptima para consumo humano en las comunidades rurales sobre todo en las áreas indígenas con el pomposo calificativo Guajira Azul. Obviamente, no somos tan necios para cuestionar la iniciativa como tal. No obstante, cabe la pregunta del millón ¿Porque no usaron esos recursos para culminar la Represa? Uno de cuyos múltiples objetivos es la optimización de los sistemas de acueductos de San Juan, Distracción, Fonseca, Barrancas, Hatonuevo, Albania, Maicao, Manaure y Uribia. Para la ejecución de las obras de la Fase II del proyecto Ranchería que contempla la construcción de los Distritos de Adecuación de Tierras de Ranchería y San Juan del Cesar y conexión de los acueductos aludidos se requerían a precios del año 2012 $ 450.000.000.000, discriminados así: $ 260.000.000.000 en Obras Extraprediales y $ 190.000.000.000 en Obras Intrapediales. Por su lado en los programas Guajira Azul a la fecha se han invertido a febrero de 2021 $ 94 mil millones en 15 obras ejecutadas y $ 84 mil millones en 14 por ejecutar en las tres subregiones lo cual arroja la suma de $ 176.860.000.000 que corresponden al 40% de los recursos faltantes para culminar la segunda Fase del proyecto Ranchería. Debemos resaltar que, si bien el programa Guajira Azul ha constituido una solución al problema del consumo de agua en las zonas rurales del departamento, tiene desventajas frente a una solución integral como pudiera serlo la ejecución de los sistemas de acueducto. Ambos apuntan a aumentar y mejorar la cobertura y calidad del agua potable.