Entiéndase como “politiqueros en potencia” a aquellos que de la noche a la mañana, son candidatos al Concejo municipal, que como si fuese una vacante o una feria de empleo, ven en tan “honorable” cargo de elección popular, la oportunidad de conseguir un trabajo.
Sin ánimos de ofender a nadie, pero causa algo de risa ver a personas y en su mayoría jóvenes, sin ninguna experiencia en el sector público, sin ningún proceso de liderazgo ni causa social o comunitaria, sin tener idea de las funciones de un concejal, queriendo e intentando parecer políticos.
Muchos de esos, no tienen más experiencia sino en las llamadas “redes sociales” en las que posan de humildes, publicando fotos con gente de bajo estrato socioeconómico, en barrios vulnerables, cargando bebés de brazos, besando y abrazando abuelitas, haciéndolo parecer como sus máximos logros, aunque quizás lo sean porque no tienen más nada que mostrar para conseguir votos, ya que en debates públicos son unos totales anónimos.
La era digital, carga con cierta culpa, pues su influencia anima a cantidades de jóvenes a aspirar al Concejo por puro esnobismo y moda o porque creen que tener muchos seguidores y miles de “amigos en Facebook” los llevará a co-administrar un municipio.
Les llamo “politiqueros en potencia” porque se están formando para corruptos, ven la política como un negocio rentable, aspiran por conveniencia, a la Alcaldía apoyan al mejor postor, a quien más aporte para hacer sus campañas, aunque hay muchos que ni hacen, con tal de que les quede una patica, y hay otros, que sin importarles compromiso o partido, de un momento a otro terminan apoyando a un candidato distinto.
Se han empeñado en desprestigiar la política, dañando la reputación de quienes verdaderamente tienen la vocación de servir, y haciendo que los electores cada vez más pierdan la poquita fe en los políticos.
Soy un promotor de que cada vez más los jóvenes estemos involucrados en la política, con nuevas ideas, con activismos que causen impactos positivos, que contribuyan al mejoramiento del pueblo; pero es inaceptable que se estén siguiendo los malos pasos y se esté heredando el mal ejemplo de los viejos zorros que han entrado a la política por intereses personales y se han aprovechado de sus cargos para enriquecerse.
A título de criterio propio, considero que no es malo que haya bastantes aspirantes, de hecho, se crean opciones democráticas para los electores; lo que no puede haber es esa descoordinación desmedida que demuestra que los candidatos poco o nada saben de las necesidades del pueblo; y pese a que todos tienen el derecho a ser elegidos, no todos tienen la competencia para ejercer el cargo.
Y aunque la realidad sea preocupante, lo cierto es que se viene un relevo generacional en la política municipal y departamental. Ya veremos si en verdad los jóvenes logramos hacer un cambio positivo o definitivamente seguiremos en las mismas.