La población del municipio de San Juan del Cesar y todos los municipio vecinos, a diario transitamos de sur a norte por las maltrechas carreteras de La Guajira que no merecen llamarse ni siquiera trochas, sino la ruta de la muerte.
Para andar en ellas se necesita ser un malabarista, con gran habilidad en el timón de cualquier auto para desviar tanto hueco de gran calibre. Lo más grave es el pago al famoso peaje que con humildad y paciencia, nos ‘calamos’ el cínico descaro de las autoridades viales o responsables del mantenimiento de las vías, en que no se ve la voluntad del más mínimo arreglo, para mejorar el estado de las carreteras, pero su mayor interés es recaudar dinero y llenar sus bolsillos a costa de tantas muertes inocentes que casi a diario, ocurren sin poder ocultar el mínimo remordimiento de sus conciencias.
Es notorio la gran habilidad de explotar al pueblo y exprimirlo hasta la última gota, queriendo montar mas peajes, ¡descarados!, se aprovechan de la pasividad de nosotros los provincianos, que todo lo aguantamos sin quejarnos, ni refutar nada, es decir, recibiendo más palo que un burro cargado, subiendo la loma y nos quieren montar más peajes a pocos kilómetros del anterior. El aguante sigue y sigue, en contra de la población.
Con mucha tristeza vemos morir una cantidad incontrolable de niños indígenas por enfermedades crónicas en la Alta Guajira, donde la alimentación y la medicina desde tiempo atrás, se han esfumado por arte de magia.
¿Por qué ha decaído casi en su totalidad el turismos al cabo de la vela y sus alrededores turísticos?, causados por atracos y asesinatos en serie, de bandidos que andan como ‘Pedro por su casa’ y no vemos resultados positivos de las autoridades que le corresponde controlar esta desagradable situación.
La función del Ejército y la Policía Nacional se basa en decomisar cualquier artículo de contrabando y productos agrícolas, sin importarle si ocurren atracos muy cerca de sus puestos de control; pero este fenómeno sucede a escala nacional. Vemos con mucha tristeza como humildes campesinos salen huyendo de Colombia y se refugian en países vecinos para salvar sus vidas, por enfrentamientos en combates de grupos ilegales y nadie dice, ni hace nada, todo gira en un total estado de indefensión.}
El sistema del oleoducto ha sufrido 89 atentados en Caño Limón Coveñas, y el sistema de conducción transandino ha tenido 16 voladuras, por parte de grupos guerrilleros, ocasionando daños ecológicos irreparables en esas regiones, perjudicando a sus pobladores.
Nuestro Señor Presidente Iván Duque ha enfocado su gestión de jefe de Estado, principalmente a los problemas de Venezuela, donde hay una dictadura que ha arrasado con ese país, olvidándose de solucionar los problemas que tanto aquejan a Colombia, pero nuestro mandatario, solo está muy interesado en acabar con la dictadura de Maduro, cueste lo que cueste.
Aunque dice un viejo adagio que “la basura se ve muy fácil en ojo ajeno, y no hay peor ciego que el que no quiere ver”, sin importarle el mal resultado de todo lo que está sucediendo en el país, esperamos que cambie su forma de gobernar, tomando propias y decisivas actuaciones para ver mejores resultados, que tanto necesitamos.