Todo se remonta al año 2005, en la administración de José Luis González Crespo, cuando se firma el convenio interadministrativo No. 128, entre la Federación de Municipios y la Gobernación de La Guajira, por valor estimado de 400 millones de pesos para la construcción y puesta en funcionamiento de una planta despulpadora de frutas en Villanueva, donde la Federación colocaba el lote que adquirió al señor Peregrino Angarita y el costo del convenio era para la compra de los equipos e instalaciones de cuartos fríos para poner en funcionamiento dicha planta.
En efecto el convenio se realizó en todas sus etapas, pero quedó faltando un solo detalle: la despulpadora nunca entró en operación.
De esta manera la despulpadora que se encuentra ubicada en la entrada norte de Villanueva, se ha convertido en otro de los elefantes blancos que se posan orondos en todo el Departamento. El Sena regional a través de su gerente Linda Tromp Villarreal hizo la solicitud al Gobierno departamental en el año 2010, observando que esta instalación era un lucro cesante y daño emergente y que serviría como centro de entrenamiento, para que se le diera en la modalidad de concepción o de comodato, pero no obtuvo respuesta a su solicitud.
El exsecretario de Desarrollo Económico del Departamento, Rodrigo Elías Daza Vega, quiso ponerla en funcionamiento en el año 2012 y rescatarla de la inactividad y con el operador Asufrucol, quien era el encargado de desarrollar el proyecto de hortifruticultura, evaluaron las instalaciones y equipos de la despulpadora de frutas en mención, encontrando que era viable para ponerla en funcionamiento y repotenciarla para lograr el fin comedido. Pero todo quedó en buenas intenciones.
Dentro de las conclusiones a que llegó el operador, está que los equipos tienen un valor estimado de 200 millones de pesos, que al vigilante se le adeudan para la época cinco años de salarios más prestaciones sociales, que hay que repotencializarla para poder deshidratar frutas por el orden de una tonelada diaria, lo que genera insuficiencia en las metas de eficiencia y eficacia, tal como estaba establecido en el convenio que se firmó inicialmente.
La Secretaría de Desarrollo Económico asignó un presupuesto estimado de 24 millones de pesos para repotencializar los equipos en esa época, lo cual no generaría un buen usufructo para que la planta deshidratadora de frutas pudiera alcanzar con la capacidad de carga de los cultivos que se generarían en el Cono sur de La Guajira.
En la crisis en que ha vivido La Guajira, este elefante blanco continúa embelleciendo la cara norte de Villanueva y pareciera que los órganos de control no existieran o se hacen los de la vista gorda. Lo ideal sería que el Departamento se lo entregara al Sena para utilizarlo como punta de lanza en sus prácticas en los diferentes programas que ellos desarrollan para bien de un sector deprimido de La Guajira, o a la Asociación de Mujeres Emprendedoras con Sede en Villanueva.