Si la prensa fue factor decisorio en el triunfo de las revoluciones democráticas que han sacudido al mundo, hoy en el nuevo milenio lo será con mayor razón en la consolidación y preservación de los valores que la hicieron posible.
La dinámica social pide al periodista no circunscribir su tarea y responsabilidad sólo con la redacción o narración simple de la noticia; debe necesariamente avanzar con propiedad en periodismo investigativo, cívico, ecológico, económico, cultural, científico y político, que son los hechos de ahora y mañana sobre los cuales se edificarán los factores de calidad de vida, es decir, su protagonismo tiene que concebir temas referidos, entre otros, a planes de desarrollo, ciencia y tecnología para mejorar los procesos productivos, regalías del carbón y medio ambiente, cultura empresarial, calidad ciudadana hoy tan deteriorada y no descuidar la ética profesional que obliga a su deber ser. Sin embargo, preocupa la situación laboral de su diario vivir, que en términos concretos lo muestra la Fundación Konrad Adenauer, que patrocinó una investigación de la Universidad Javeriana en la que desnuda muchas cajas de pandora en la intimidad de 300 reporteros, editores y directivos de 120 medios de comunicación consultados en siete ciudades del país, que reflejan algunas bondades y muchas inequidades. Por ejemplo, el salario de un periodista con título profesional y 35 años, esposa e hijos es de $1.399.345, teniendo en cuenta que sólo el 11 % de los periodistas devenga más de $2.656.000 pesos. Agrega que sólo el 23% tiene casa propia; el 12% tiene afiliacióna una empresa de medicina prepagada; la capacidad de ahorro de la mayoría no supera $124.000 en promedio y el 45% se transporta en bus o buseta.
El asunto es tan delicado que el 10% de las empresas periodísticas o medios no les cancela cesantías; un 15% no pagan intereses de las mismas; un 12.5% no remuneran sus vacaciones; al 87% de los periodistas no les reconocen horas extras cuando el promedio semanal es de 5.3 horas trabajadas, además que en muchos casos atrasan pagos de salarios por más de dos meses. De igual manera, en cantidades de casos, las empresas periodísticas les descuentan sus prestaciones y no las trasladan a los fondos depensiones o cesantías, ni a las cajas de compensación familiar, hechos que ameritan pronunciamientos de las agremiaciones e investigaciones de los organismos de control en forma urgente.
Son muchas las quejas de periodistas agremiados y no agremiados, con vínculos laborales, que son retirados por diferentes motivos y luego reenganchados con menores y desmejoradas prerrogativas, infortunadamente aceptadas porque la inminencia del diario subsistir de los hijos y padres no tiene espera, aun a costa de la dignidad humana tan cara a sus afectos. No en vano las agencias internacionales tienen en la mira a las modalidades de contratación informal de reporteros colombianos, que refleja a un 27% de los periodistas vinculados con arrendamiento de cupos publicitarios o mediante contratos de prestación de servicios que no cobijan las garantías laborales, es decir, el 12% tiene contrato de prestación de servicios con empresas periodísticas y el 1 5% tiene un contrato de arrendamiento de espacio o cupo publicitario. ¿Eso es respeto?