El 20 de noviembre fue una fecha triste para Barrancas, para la representante María Cristina Soto, sus hijos y familiares, en especial al mundo gallístico, por la partida de Loreto Segundo Gómez Ospino, conocido cariñosamente como ‘Loretico’. Barrancas pierde a uno de sus grandes hijos. ‘Tina’ y sus hijos pierden al gran esposo y padre ejemplar.
‘Loretico’ Gómez fue un gran empresario del transporte minero y un hombre del campo, en especial en el campo ganadero. Trabajador incansable desde muy joven que logró el éxito en el campo empresarial con lucha y esfuerzo, haciendo parte del sector empresarial de La Guajira y generando empleo en el gremio transportador. En la década de los 70 estudiando en el mítico colegio nacional Roque de Alba de Villanueva, junto con su cuñado Milciades Soto Gómez (Padre del actual alcalde de Barracas Iván Mauricio Soto Balán) y Alcibíades Pinto Núñez, dejó una estela de amistades entre las cuales se destacan al ya fallecido Luis Erasmo Dangond Cuadrado y su hermano José ‘Costeña’ Dangond Cuadrado, así como el suscrito, entre tantos amigos villanueveros, que se volvió a reencontrar con ellos en el año 2018 cuando su esposa ‘Tina’ Soto aspiró a la Cámara de Representantes.
‘Loretico’ además de su amor a su familia, su gran pasión fueron los gallos finos, donde se destacó con su cuerda “Canta Rana” que era muy reconocida en toda la región. ‘Loretico’ nos deja un gran legado, como ejemplo de persona honorable, con principios y valores y su don de gente. Legado que les deja a sus hijos, nietos y a su familia por todo lo que representó en vida. Cuánto nos duele su partida.
La cultura, entendida como el conjunto de manifestaciones de un pueblo, en tanto muestra sus maneras de pensar, sentir y actuar, constituye la esencia de la vida. A decir de Durkheim, no existe una colectividad sin cultura, como tampoco, una comunidad sin historia. Con seguridad, en la medida en que sepamos apreciar y valorar esa inmensa riqueza cultural, sembramos tolerancia en el alma y paz en el espíritu.
El mundo de los gallos finos, desde tiempos inmemorables es sinónimo del templo de la amistad y eso no ha cambiado a través de la historia. Hoy los galleros siguen vigentes en este deporte que mueve a cientos de cuerdas de todas las secciones del país y a personas de todas las clases sociales que convergen a las diferentes ferias gallísticas a mostrar toda la casta de buenos enrazadores de los mejores gallos de peleas que se dan en todas partes y de todas las áreas geográficas de la nación.
‘Loretico’ Gómez, con su cuerda “Canta Rana” criador de gallos de Barrancas, de las mejores pluma por pluma en cualquier concentración gallística, quien demostró esa casta y cría de gallos de bravura sin igual, que tienen pico, fuerza y pegan con la espuela de manera singular. Deja un inventario de alrededor de 500 gallos, donde los seleccionaba y los sometía a rigurosos exámenes de temple y bravura. Él conocía que los gallos finos son como los boxeadores. Después de someterlos a una disciplina rígida y controladas para poder lograr un buen rendimiento. Y luego exponerlos en las diferentes ferias gallísticas de la región Caribe y donde iban sus gallos mostraba toda la raza pura y toda la calidad de un gallo fino en plena actividad dando pico y espuela. Y es entonces cuando se escuchaba la voz de un señor gallero: “pica pollo… pica pollo… tira pollo… tu eres mío” y en casi todas las concentraciones salía airoso con su cuerda, que hoy es reconocida entre todos los galleros de nuestra región costeña.
‘Loretico’ Gómez era un señor gallero en todo el sentido de la palabra y como todo buen gallero es un amigo que contagiaba con su alegría y su disposición a cualquier concentración gallística, donde asistía y participaba en los campeonatos mundiales de riñas de gallo y siempre ha quedaba o de primero, de segundo o de tercero.
Su sonrisa era su arma más impactante para el contendor. Saliera vencedor o perdedor se daba un abrazo con el otro gallero, porque los que pelean son los gallos, los galleros se convierten en amigos entrañables de este digno deporte.
Solo quedan los buenos recuerdos, del gran gallero que se nos fue. Su amistad incondicional en el deporte de los gallos, su honorabilidad en las relaciones interpersonales con sus paisanos barranqueros y su amor eterno por la única: ‘Tina’ y sus hijos. Gloria al gran señor gallero por siempre.