Hay un símil muy clásico que recrea nuestras reacciones, “el del loco que deambula sin rumbo por el pueblo” sus parientes no lo cuidan, le tienen el último cuarto repleto de chécheres con un desvencijado colchón, pa cuando se acuerde de la casa, ni siquiera se perciben si almuerza, pero si alguien se mete con él, salen familiares como gorreros seducidos por el oxidado bouquet que desprende el whisky.
Reiterativo he sido cuando me refiero al utilitarista e irrespetuoso uso de la iconografía de nuestra etnia wayuú, no obstante muchos le regatean hasta dejarlas exhaustas y casi ragalando un encriptado, ancestral y exclusivo tejido, esa es la dualidad con la que no colindo, un misógino y extorsivo trueque, ¡Macheee tu eres bien pechugona, véeee, ¿esa mochila que…es de oro?
Despertando el alba surge un codicioso llanto como anunciación de una nueva fundación u organización, con los sugestivos y rentables vocablos wayuú, Awatapala, Ejeerüjaa, Sootooaa’in, Taapüla, Ojuyaajaa, es sin perturbaciones sin dudas el origen de nuevos terratenientes, que poco o nada les concierne la cruel descalcificación y el alarmante color ambarino en las dentaduras de los infantes.
Despertando el alba surge un codicioso llanto como anunciación de una nueva fundación u organización, con los sugestivos y rentables vocablos wayuú, Awatapala, Ejeerüjaa, Sootooaa’in, Taapüla, Ojuyaajaa, es sin perturbaciones sin dudas el origen de nuevos terratenientes, que poco o nada les concierne la cruel descalcificación y el alarmante color ambarino en las dentaduras de los infantes.
Un rosario de cachacos placidos en Anapoima, Villa de Leyva o el Viejo Caldas con el chinchorro doble cara obsequiado por el “funcionario y político “marchant” de nuestra Guajira, un idilio que se consume año tras año con nuevos y ambiciosos protagonistas.
Mientras tanto en Manaure 18.000 niños en estado de desnutrición y 17.000 niños desnutridos en Uribia, solo hay en servicio un reservorio de agua de los 350 que existen, en Riohacha, la capital, más de 2.000 menores de 5 años tienen insatisfechas sus necesidades nutricionales básicas, es tan delicada la situación que la pediatra estadounidense Alicia Genisca, quien ha trabajado en países africanos, afirma sin recato, que la desnutrición en La Guajira es igual que a la de Etiopía.¡El mundo no sabe que también hay una crisis de desnutrición en La Guajira!
El procurador Fernando Carrillo en una reacción ejemplarizante con nuestras mujeres wayuú, empero, ridicula y esteril, va a presentar una denuncia a Fabio Zuleta Díaz ya que le parece “indignante” el mal chiste del comediante y compositor guajiro, pero frente a lo cómico de las estadísticas de muertes por desnutrición, parece cómplice y gustoso.
Es porsupuesto un “mal chiste”, el de los directores del Icbf, Ministerio de Salud, Ministerio de vivienda, Defensoría del Pueblo, ONGs, Fundaciones, gobernadores, alcaldes, senadores, representantes, y un sinnúmero de organismos que están seriamente y directamente relacionados con el holocausto de nuestros hermanos wayuú, a mí me parece más “indignante” que el procurador y la sociedad en general apunten sus cañones a un cayuco cuando al frente tiene a un gran portaviones, emulando al cómplice pueblo alemán que frente al aniquilamiento de 6 millones de judíos solo mantuvo un adusto silencio de “De aquí no pasa nada”.
Entendemos, procurador, su Indignación por el “mal chiste” de Fabio Zuleta, pero igualmente nos gustaría que se indignara por los muchos Adolfo Hitler, Hans Frank, Wilhelm Keitel y Josef Mengele, que existen en Colombia y que han permitido gracias a la rampante corrupción el exterminio de nuestros hermanos wayuú.
Hermanos Guajiros, os digo: “Que no nos suceda como a la familia del loco, que sale a pelear cuando se meten con él, pero mientras tanto ni sabe dónde le duele”…nuestros wayuú son más que una colorida y mágica imagen, más que un símbolo para salir a las redes a mostrar nuestra foto, unámonos y defendámoslos también en lo fundamental.