La crisis actual evidencia con claridad meridiana un diagnóstico con los escenarios-problemas de La Guajira, conduciendo a vaticinar que se requiere visionar un plan maestro de desarrollo para el Departamento.
En ese modelo de desarrollo que debe proponerse, además del enfoque diferencial, deberán identificarse de manera concreta los problemas recurrentes y estructurales que no le han permitido a la población disfrutar de un mejor bienestar ni mejorar su calidad de vida como el gran desafío a superar. Se trata de aprender de los errores del pasado, donde se han venido atomizando las regalías y atendiendo las contingencias y emergencias y los estados de calamidad, haciendo un reparto del gasto público como pañitos de agua tibia, dejando la fiebre entre las sabanas.
Ahora debe formularse un plan maestro como un instrumento de primer nivel con un horizonte de largo plazo. Este plan maestro en el direccionamiento político y estratégico debe asociar las estrategias y programas banderas para la focalización del gasto público en los requerimientos de inversión social y en el mejoramiento de la calidad de vida de la gente. La crisis humanitaria, el estado de calamidad por sequía e inundaciones, el crecimiento desbordante de las trampas de pobreza, la falta de un empleo digno y decente para la población y la poca capacidad adquisitiva, confabulados con una alta tasa migratoria y de víctimas del conflicto, indican que hay que voltear la mirada hacia la gente.
El Departamento del 2020 debe apuntarle a la reconstrucción del tejido social. La población necesita que se le apoye con proyectos productivos y de emprendimiento, hasta convertirnos en un departamento emprendedor. Requerimos de gobernantes para el futuro que sean visionarios y progresistas y que no solo piensen en administraciones de concretos y tubos, sino invertirle recursos y esfuerzos a la calidad de vida, al desarrollo de la sociedad del conocimiento y al emprendimiento. Un plan maestro de desarrollo formulado en el cuatrienio 2020-2023, sería la herramienta de planificación estratégica que defina las acciones esenciales para el proyecto de desarrollo social y económico del Departamento. Sería la carta de navegación donde se consignen en términos generales los lineamientos, los objetivos y los criterios de desarrollo con una visión de largo plazo. Será de carácter propositivo, porque contendrá las intenciones generales a futuro del gobierno de turno y de la sociedad civil que lo valida. Pero, de igual manera, permitirá su revisión, monitoreo, evaluación y control, lo mismo que, su adaptación de acuerdo con las necesidades de la dinámica del desarrollo, de la academia y de la propia sociedad civil que van demandando su puntual adecuación.
El marco de referencia deberá apoyarse en los planes de desarrollo que le anteceden y el Plan de Acuerdo estratégico departamental en Ciencia, Tecnología e Innovación articulado con el Plan Nacional de Desarrollo pero con una visión compartida y metas ambiciosas. Los guajiros debemos pensar en grande, rompiendo barreras mentales y saliéndonos de los cánones de la convencionalidad y la rutina para transformar este entorno que nos rodea y nos arrebata la fe y la esperanza. Pensar que haremos en adelante, para transformar agresivamente a La Guajira en los sectores, agropecuario y agroindustrial, medioambiental, turístico, con los recursos del mar y el océano, las energías renovables, la logística y los hidrocarburos, que debe ser la gran apuesta.
Este plan maestro propuesto, deberá ejecutarse a través de planes parciales en los gobiernos de turno que lo sucedan. Igualmente podrá identificar para su ejecución unos planes estratégicos sectoriales en cada una de las dimensiones del desarrollo, en lo político-institucional, lo social, lo económico, lo ambiental, lo tecnológico y lo poblacional.