si bien es cierto sus memorias son pocas veces recordadas e impresas en los corazones de pequeños grupos sociales que hacen méritos y reconocimiento de aquellos valores que dejaron o enmarcaron sus huellas en las páginas culturales de su patria chica, como no reconocer el traspaso de sus fronteras pueblerinas para proyectarse a otras culturas y fortalecer mutuamente de maneras que se conserven todos aquellos aspectos que nos identifican dentro de la geografía colombiana; ser los pioneros y artífices del desarrollo de esta región encantadora, ensoñadora, exótica de mucha magia e ingrediente que saborean nuestros escritores caribeños en una literatura; de sus legendarios y folcloristas, compositores y músicos, quienes resaltan a su querida Guajira con sus bellas composiciones engalanando a la mujer, la naturaleza, la fraternidad, la amistad, versos llenos de amor, dulzura, afecto, ternura y respeto provinciano.
Eso es y será el fonsequerismo del legado magistral de Jesús ‘Chu’ Torres Molina, interpretando el querer del Festival del Retorno, y como miembro de ella, quiero a través de estas sentidas palabras dignificar la memoria cultural, social, folclórica de esas personas con grandes talentos, humildes, hijos de Fonseca, grandes baluartes que con sobrada “maestría” ejecutaban el acordeón; autodidacta profesional, no solamente jugaba y desafiaba dicho instrumento al ritmo de las notas que solían hablar por si solas, sino que componía bellos versos que nos ponían a bailar la fibras sentimentales, ese provinciano que fue y seguirá siendo el mejor entre los mejores de nuestro folclor, Jesús ‘Chu’ Torres Molina, una leyenda provinciana. Fonseca, la Villa de San Agustín, se siente con motivo de su muerte inesperada en pleno carnaval, muy aturdida socialmente porque “vivir es aceptar cada minuto como un milagro que no puede repetirse”.
‘Chu’ Torres Molina nos deja su acervo folclórico y cultural, lo desplegó en toda la región del Caribe, ya que su inspiración hacia crecer su talento el cual llegaba a través de sus grandes canciones, muy conocidas están ‘La viuda alegre’, ‘Fonseca tierra querida’, ‘Madre bendición y beso’, ‘El huerfanito’ y muchísimas en su pentagrama, hoy nostálgico en su legado provinciano en nuestros corazones.
La vida de Jesús Torres Molina junto con la del ‘Cantor de Fonseca’ Carlos Huerta Gómez; José María ‘Chema’ Gómez Daza, Julio Forense Vásquez (q.e.p.d.) es el mejor pentagrama musical que ostentamos los fonsequeros y provincianos para cultivar y hacer la cosecha convencidos que en su Fonseca se conservarán sus memorias musicales, como decía nuestro Nobel de Literatura Gabriel García Márquez: “la vida no es lo que uno vivió, sino lo que recuerda”; tenemos la gratitud de recordarlos para que no mueran de un todo, su vida es un canto a la virtud, al sacrificio y a la esperanza de superación y leyenda folclóricamente.
Fonseca, ‘Tierra de Cantores’, es ese manantial que históricamente ha producido los mejores compositores, los mencionados anteriormente y aquellos quienes hoy día aumentan las páginas musicales del álbum desde la época histórica en estos tres departamentos que inician la geografía nacional, constituían una sola región, juglares que le aportaron al Cesar lo mejor de sus canciones y producciones para que sirvieran como fundamento al máximo evento junto con el departamento del Magdalena y de La Guajira, el Festival del Retorno. Fueron los grandes, la vanguardia, quienes alimentaron la cultura musical y folclórica de la música provinciana mal llamada vallenato comercializado en su estructura sociocultural y filosófica.
Fonsequero no es solamente el que aquí ha nacido, sino todo el que quiere y le sirve a Fonseca. Gracias señor por tus dones de alegrías que nos donó Jesús ‘Chu’ Torres Molina al lado de tantos fonsequeros, guajiros y Magdalena Grande geoecoturísticamente.