Si hay grupo significativo de ciudadanos que recogió realmente firmas para aval fue el movimiento ‘Familia es familia’.
Lo vimos día y noche por todas partes durante cinco meses. A diferencia de otros grupos que tenían empleados a $15.000 diario, el mencionado era liderado por el propio candidato que no solo recogió 52.000 firmas, sino una buena suma de dinero con su ya famosa ‘Urna de cristal’. Las firmas las entregaron depuradas siguiendo las recomendaciones de expertos en el tema con un margen de 8.000 por encima de las necesarias; sin embargo, solo a pocas horas del cierre de inscripciones se le notificó que no le alcanzaban.
Al parecer, la idea era que no se inscribiera. Resulta sospechoso que el viernes por la noche, aunque la Registraduría no se había pronunciado, ya algunos activistas políticos hablaban que ese movimiento no podría hacerlo. Algunos apostaban que no ocurriría, la nota publicada en Diario del Norte en su página 2 del sábado 27 que informaba que el candidato había renunciado a las firmas generó gran incertidumbre en los simpatizantes de ese movimiento. Muchos de sus contradictores festejaban la situación, pues se abría un espacio para ellos.
Otra de las cosas asociadas con lo que ocurría era la compra descarada de todos los avales “disponibles en el mercado”, como fue denunciado por algunos medios, lo que le cerraba la posibilidad al candidato y movimiento en mención. Hubo candidatos que además de inscribirse con el aval de su partido oficial, lograron hasta tres coavales adicionales. Hubo avales indigenistas y afros a candidatos que nunca han abrazado esas causas y en su proceder son racistas. Al parecer, se trataba de cerrar puertas con golpes bajos a la democracia.
Esta serie de eventos han estado encadenados a los resultados de la encuesta del Partido Liberal a la Alcaldía de Riohacha, que para lo único que sirvió fue para mostrar que el candidato del movimiento ‘Familia es familia’ estaba en la “pelea”, lo mismo que han mostrado encuestas internas de los candidatos a la Gobernación. Lo que ha generado mucho escozor en algunos, envidia en otros y mucho entusiasmo, motivación y deseo de trabajo entre los simpatizantes de este movimiento, donde a nadie se le paga y la mayoría de los miembros “se hacen matar por el candidato”, como señaló un reconocido analista.
A pocas horas del cierre de inscripciones, los teléfonos no dejaban de timbrar con la noticia publicada en la madrugada de ese día por la Registraduría que las firmas habían sido insuficientes. El estrés y sufrimiento en las bases del movimiento contrastaba con la felicidad que casi rayaba en el sadismo de otros candidatos. Aunque la cita de inscripción para el sábado a las 4:00 p.m. en la Registraduría seguía abierta, no se sabía a ciencia cierta qué sucedería. No faltó quienes esperaron a la salida para cerciorarse de que sí se había inscrito.
Lo que se mantuvo muy reservado fue que el exalcalde Luis Gómez Pimienta, compañero de muchas luchas sociales del candidato, había adelantado una gestión para un aval con un partido que apenas hacia unos pocos días le habían restablecido la personería jurídica y los compradores de aval de Riohacha no sabían de eso. El Partido de Reivindicación Étnica con solo conocer la historia personal del candidato, y sobre todo su foto, no dudaron en dar el aval. Solo así pudo inscribirse y dejó a muchos “viendo un chispero”
Esta pequeña victoria ha ayudado al movimiento a seguir adelante con mayor ánimo con el que comenzaron y gran parte de la población está indignada con lo ocurrido, pues como decía nuestro querido nobel ‘Gabo’: “en Colombia hasta los secretos de alcoba son del dominio nacional”. Ya se habla en los corrillos y mentideros políticos de la cantidad de dinero que fluyó de Riohacha hacia Bogotá para toda la tramoya ocurrida.