La historia nos muestra los sucesos del pasado, esto incluye las expectativas, dudas o simplemente la desconfianza, perspectivas que también son parte de la historia, pues su consideración nos ayudan a entender los hechos ciertos del hoy.
La Vía de la Prosperidad en el Magdalena, tiene una historia con hechos verificables, con todos los matices de un frágil sistema de contratación con el Estado. La semana del 1 de junio se dio a la luz pública las acciones de los entes de control al ver un nuevo detrimento al patrimonio público, sentenciando que la construcción de la Vía de la Prosperidad no se cumplirá. Una falta grave a las necesidades de una región que necesita esta vía, que nuevamente está siendo burlada, maltratada por sus dirigentes, sus líderes, su clase política, pues han incumplido con los pliegos y obras contratadas.
El proyecto de la Vía de la Prosperidad es un anhelo de muchas generaciones, la clase política por más de 50 años ha engañado a las poblaciones del Magdalena, con promesas para su construcción, pues esta vía desde su concepción es una troncal rivereña para unir a Plato, Tenerife, Salamina, Remolino, Sitionuevo y Palermo; a su vez conectar estas poblaciones con centros urbanos como Fundación, Ciénaga, Santa Marta, Valledupar y Barranquilla. La vía ha sido usada como caballito de batalla, pues son múltiples los presupuestos asignados para su mejora, nunca se ha pasado de reparaciones aisladas; se pierde el dinero que invierten las alcaldías de estos municipios, pues se conectan por una vía de piedras y polvo en época de verano, de fango y lodo en invierno.
Hace menos de una década las gobernaciones del Magdalena visualizaron el capital político y económico de esta región, promoviendo la Vía de la Prosperidad pero no en su recorrido total, solo en el trayecto Salamina – Remolino – Sitionuevo – Palermo, representado en 54 kilómetros. El Gobierno central apoyó la obra, pero los administradores de turno Ministros – Invías – Contralores y demás personalidades de los entes del Estado, vieron en el sistema de contratación del Departamento serias falencias, expresando sus dudas, augurando que esta vía sería un tema polémico, con desaciertos y manejos de interés particulares.
A la postre este proyecto terminaría en la lista de proyectos elefantes blancos, obras inconclusas que hoy el Estado tiene a montones, no se toman acciones para culminarlas, acrecentando los perjuicios para el país. La construcción de esta vía por los entornos de contratación pasara de elefante blanco a mamut, dado el nivel de controversia y malos manejos que se han tenido con los recursos asignados para su construcción e interventoría.
La realidad hoy es la decisión de la Procuraduría de formular cargos a las dos últimas gobernaciones del Magdalena por los malos manejos administrativos de control e interventoría de la obra. Solo se tiene la construcción de 18 kilómetros, que no comunican de manera fluida el trayecto de Palermo – Sitio Nuevo, aun el puente en Palermo sobre caño El Clarín no se termina, la variante de 4 kilómetros en Palermo luego del puente El Clarín es un camino de herradura, lo mismo sucede con 3 kilómetros. Antes de Sitionuevo que incluye la variante al pueblo, que tiene por objeto mejorar la movilidad en esta zona, pues las calles de Sitionuevo no tienen las condiciones para el flujo vehicular que pasa por la población, pues sus vías son calles angostas llenas de huecos, son lagunas de agua y lodo.
Nuevamente actuará la defensa de las gobernaciones del Magdalena, quienes además de responder por el detrimento del patrimonio público, deberán terminar la construcción de la Vía en el trayecto Palermo – Sitionuevo. El gerente del proyecto de la Gobernación del Magdalena, indica que la obra está en construcción, repitiendo lo mismo de siempre, pero es de conocimiento público, que han sido muchas las explicaciones que ha tenido que dar esta administración, ante los cuestionamientos de los sectores públicos, privados y de la población en general, quienes siguen clamando por la construcción de la totalidad de la Vía de la Prosperidad.