Me atrevo a asegurar que soy el único de los que llevan los hijos, nietos en mi caso, al colegio La Sierra, en la vía a Los Besotes, donde hay un pueblito que es una réplica de Nabusimake, que con mucha frecuencia recoge a los arhuacos en mi carro y casi siempre los dejo en la Casa Indígena y a veces a los niños en la Concentración San Joaquín, casi siempre una mujer con un niño enmochilao y otro de la mano o una pareja con dos críos que traen unos limones para la venta que se los compro a mayor precio de lo que piden y con eso van al mercado a comprar hueso, el famoso hueso blanco que es el que más se vende por lo barato, para hacer caldo varias veces con una libra de arroz que de vez en cuando acompañan con “carne de monte”, conejo e iguana porque el zaino y venado escasean.
Algunos ya me conocen y hemos hecho amistad, especialmente con el profesor Román Villafañe que esperanzado espera el milagro de la luz para que sus alumnos puedan acceder a un computador o al menos poder cargar un celular, ojalá que sea rápido y Román vea cumplidos sus deseos y también, como tantas veces lo he dicho, que la tortuosa vía sea arreglada para tener como destino turístico ese bello e idílico sitio Ikarwa.
Ellos son tímidos, muy humildes y ariscos para dar detalles de sus costumbres y no largan, pero como ya me conocen a veces le saco cositas en perfecto español. Ayer me encontré con uno que venía con un niñito y los invité a subir al carro e indecisos y temerosos lo hicieron y me dijo que quería dejar al niño, de seis años, en el puesto de Policía porque iba para el mercado a comprar hueso y les pregunté que si se habían bañado y el pelaito me dijo que sí, pero como les vi los pies muy sucios no le creí y se lo dije y sabiamente me respondió que venían a pie y que el polvo se les pega.
Los llevé a Julián, que así se llama al mercado y le pregunte cuanto iba a comprar de hueso y cuánta plata llevaba y me dijo que $3.000, que creo que no le alcanzaba ni para una libra y le regalé $10.000 para que completara con arroz y panela.
No será posible que entre el Colegio La Sierra, el Departamento, el municipio y los mismos Arhuacos arreglen la vía, que es un verdadero desastre y que el Bienestar Familiar designe a una mujer de esa etnia para que en un hogar reciban a esos niños que no tienen a quien dejárselos y evitarles esas inhumanas caminatas con esos soles que derriten los sesos. No será posible que se les designen un médico y una enfermera que los visiten para que los ayude a vivir dignamente, yo sí creo, yo sí creo, yo sí creo.