En el marco del Festival Vela del Marquezote que finalizó el pasado 16 de octubre, se dio el conversatorio ‘La Jagua, turística y folclórica’, en donde estuvieron como invitados el compositor jagüero Juan Segundo Lagos Mendoza, José Atuesta Mindiola y como moderador el periodista Ismael Fernández Gámez.
El evento se realizó en el marco de la inauguración del Ecoparque ‘El pedregal Guajiro’, ubicado a 200 metros del perímetro urbano de La Jagua del Pilar, vía hacia el corregimiento de El Plan y contó con grandes personalidades del folclor vallenato, políticos, congresista, el gobernador encargado José Jaime Vega Vence, entre otros.
Para el moderador del evento, Ismael Fernández Gámez, Colombia cuenta con el privilegio de tener la mayor biodiversidad en el mundo y toda esa riqueza natural está combinada con los paisajes que son admirados por las personas que buscan ese contacto natural.
“Y hoy con lo que aquí en el municipio de La Jagua del Pilar se está entregando, nos preparamos para atraer todos aquellos viajeros que buscan explorar y conocer de cerca las maravillas de la naturaleza”, dijo.
Señaló que el mayor patrimonio de La Jagua son sus espacios y el caudal poético que han generado las mujeres como musas inspiradoras, más las costumbres propias de la provincia, “todo esto es recogido por nuestros poetas y compositores en cada una de sus canciones que hoy son antológicas en el cancionero vallenato”.
“Los que conocen a La Jagua del Pilar, en su delimitación geográfica y folclórica como municipio, pueden decir que desde que se constituyera en población 227 años (12 de octubre de 1795) y 24 años de haberse convertido en municipio el 6 de mayo de 1998) ha predominado el realismo mágico básicamente porque sus hombres y mujeres han narrado lo cotidiano y lo común, muchos de esos aconteceres han quedado en la tradición oral, pero otros han engrosado las hermosas páginas del cancionero vallenato”, refirió el periodista Ismael Fernández.
Si bien es cierto, dijo, no hay muchos registros musicales, el nombre de María de la Concepción Loperena Ustariz y su patriotismo ha quedado en la historia en algunas canciones, como precursora de la educación en Valledupar.
“La referenciamos en este conversatorio en el marco la inauguración del Ecoparque ‘El pedregal Guajiro’, porque fue María de la Concepción Loperena Ustariz, quien cedió la finca para que se construyera una población que en un principio se llamó La Jagua del Pedregal, cuya construcción comenzó el 12 de octubre de 1795 (hoy hacen 227 años).
Casi un siglo después, 97 años (9 de agosto de 1892), nace La Vieja Sara, quien se convierte en la matrona del corregimiento de El Plan y tronco de una de las principales dinastías que tiene la música vallenata, que despegó con sus hijos Emiliano Zuleta y Toño Salas”, dijo Ismael Fernández, a la vez que expresó que la vieja Sara fue de esos legendarios personajes descritos y referenciados en varias canciones vallenatas, inmortalizada en los cantos de Rafael Escalona y otros autores que conjugaron esos versos entre la realidad y la imaginación, entregando unas hermosas paginas musicales plasmadas en los cantos clasificados como vallenato narrativo y vallenato costumbrista.
Las parrandas
Para Fernández, dentro de la naturaleza y folclor que históricamente ha predominado en esta región, están las parrandas y para describir la virtud en medio del jolgorio que han tenido los parranderos, hay necesariamente que referenciar el registro sonoro, oral o magnetofónico que dejaron cada uno de los personajes que nacieron en el llamado Villanueva Grande, que comprende La Jagua del Pilar
“Para hablar de naturaleza y folclor también tenemos que hablar del vínculo natural que tuvieron los parranderos para conservar la amistad, protagonizar las historias, vivirlas, contarlas y narrarla a través de las canciones. Esto se llama “la parranda”, una virtud que han tenido y que tienen nuestros protagonistas en medio del jolgorio”, agregó Ismael Fernández.

Precisó que lo que hoy encierra geográficamente el departamento de La Guajira, que en su momento perteneció al Magdalena Grande, se crearon y se mantuvieron de forma natural por mucho tiempo, tres instrucciones parranderas que se convirtieron en cuerdas de parranderos, son ellos: Alto Pino, jurisdicción de Hatonuevo, Villanueva y El Plan, jurisdicción de La Jagua del Pilar, lugares en donde se concentraban parranderos que venían de diferentes puntos del Caribe.
“Las reuniones servían para aprender de los arreglos musicales en la ejecución del acordeón, escuchar los versos de los verseadores y las acostumbradas piquerias, del repertorio de canciones y de historias que las narraron en los cantos, pero adicionalmente los visitantes le reconocían a los anfitriones la rutina, virtud y la dicha de ser respetuoso de las leyes del jolgorio en donde además establecieron de forma natural unos parámetros de respecto y una ritualidad que exigía una de las ramas propias del folclor provinciano que se inserta en el vallenato: La Parranda”, dijo.
Señaló que es a través de las parrandas que Rafael Escalona escucha las historias propias del contexto rural, llevando al canto los personajes que con sus narraciones musicales se fueron conociendo por el Magdalena Grande hasta llegar a los salones del Congreso, la Presidencia, Estocolmo en el acompañamiento a Gabriel García Márquez a recibir el Nobel de Literatura así como en los países del habla hispana en donde se escucha vallenato.
“Lógico que dentro de personajes se encuentran los que nacieron por esta región como La Vieja Sara. Es a través de las parrandas que Gabriel García Márquez se da la mano con nuestros juglares y logra llevar a sus obras su narrativa muchos hechos y expresiones insertados en el realismo mágico”, finalizó.