El 7 de agosto se posesionó el presidente número 42 de la República de Colombia. Es el cuarto jefe de Estado y Gobierno nacional de origen costeño, después del afrocolombiano de Baranoa Juan José Nieto (1861), el cartagenero Rafael Núñez (1880-1888 y 1892-1894) y el samario José María Campo Serrano (1886-1887).
Juramentado el presidente, la pregunta obvia es ¿Cuáles son los retos en concreto que debe enfrentar el gobierno nacional en estos cuatro años para cumplir las promesas de campaña?
En principio, para la respuesta hay que tomar en consideración el contexto internacional, el nacional, regional, departamental y municipal. Complementariamente, desde el punto de vista temporal, hay que tener en cuenta el corto, mediano y largo plazo para alcanzar los logros propuestos.
Los desafíos del nuevo gobierno están contenidos en el Programa de Gobierno 2022-2026 “Colombia potencia mundial de la Vida.” Su incumplimiento justifica la revocatoria del mandato conferido el 19 de junio por el pueblo al nuevo presidente.
En función de la escala internacional, así como el de país, y el mediano plazo (cuatro años), los retos están ordenados de la siguiente forma: El cambio es con las mujeres; Colombia, economía para la vida: 1. Colombia líder en la lucha contra el cambio climático, 2. De una economía extractivista hacia una economía productiva.
Colombia, sociedad para la vida: 3. De la desigualdad hacia una sociedad garante de derechos (haremos realidad la constitución del 91 por fuera del negocio); 4. Democratización del Estado, libertades fundamentales y agenda internacional para la vida y 5. Dejaremos atrás la guerra y entraremos por fin en una era de paz.
Retos 2022-2026 de la región Caribe: Fortaleceremos las economías campesinas y de la pesca artesanal; promoveremos la producción agroecológica, así como la agroindustria y el agroturismo; la transformación de productos agrícolas y la generación de valor agregado al plátano, el maíz, la yuca, el ñame y el algodón.
Desafíos de La Guajira en los próximos cuatro años: la Serranía del Perijá, de la Macuira serán ecosistemas estratégicos protegidos para garantizar la vida campesina, la agricultura, la pesca, el turismo y la soberanía alimentaria de la región.
Se impulsará la reconversión laboral de los trabajadores del sector minero para garantizar la transición social y productiva, se diseñarán y ejecutarán programas productivos para la generación de ingresos en el corredor minero; generaremos energía limpia en todo el Caribe a partir de vientos y sol. “Se priorizará la producción de energía solar en la Guajira, en propiedad mixta con las comunidades wayúus, los trabajadores de la minería del carbón y los municipios productores” (página 16). Se fortalecerán los programas destinados para las comunidades indígenas en el Departamento: Arhuacos, wiwa, kogui, y wayuú.
Por la dimensión temporal, para los primeros 100 días (cortoplazo) se tienen prevista acciones prioritarias para el agro, la educación, ambiente, defensa, justicia, cultura, planeación, anticorrupción, juventud y paz a nivel Colombia, sus departamentos, distritos y municipios.
El presidente Petro tiene claro que, para responder a estos desafíos a nivel nacional y territorial, en el corto y mediano plazo, es necesario en principio, aunque no suficiente, transformar la agenda progresista tanto en la producción y creación de riqueza como en la redistribución. De hecho, en última instancia, no hay nada que redistribuir si no se crea riqueza. Pero de manera similar, si esa riqueza se extrae o se entrega solo a unos pocos, se desvirtúa el cambio propuesto. En palabras del Jefe del Estado, “el gran reto de este gobierno alternativo es cómo la sociedad colombiana produce más riqueza, más cultura, más capacidades, más sabiduría, más sentimientos con el agua, la tierra, el sol, el celebro nutrido y el corazón humano para su equitativa distribución a los más vulnerables”.
Frente el anterior planteamiento y desde la perspectiva socioeconómica e institucional, la experta Mariana Mazzucato recomendó al nuevo presidente en ejercicio que este “es el momento y la oportunidad de construir un país con una sólida capacidad de gobierno, herramientas dinámicas y orientadas a resultados, y un nuevo contrato social entre los sectores público, privado” y la sociedad civil, particularmente, las poblaciones excluidas, a través del Plan Nacional de Desarrollo 2020-2026 formulado y ejecutado en diálogos regionales con la participación de todos y todas desde los territorios para responder al gran reto de una “Colombia potencia mundial de la vida en paz”.