Siempre pensamos que los niños y adolescentes viven una vida tranquila y sin mayores preocupaciones, más allá de las acarreadas por sus deberes escolares; pero nada está más lejos de la realidad. Los niños y adolescentes experimentan fuertes sentimientos de estrés, confusión, dudas de sí mismos, presión para lograr éxito y otros miedos mientras van creciendo.
Para algunos adolescentes el divorcio, un cambio de escuela, la formación de una nueva familia con padrastros y hermanastros o las mudanzas a otras ciudades pueden perturbarlos e intensificarles las dudas acerca de sí mismos. Para algunos adolescentes, el suicidio aparenta ser una solución rápida a sus problemas y al estrés.
Según la American Academy of child and adolescentPsychiatry, el suicidio entre los adolescentes ha tenido un aumento dramático en los últimos años en todo el mundo. En Colombia las cifras de suicidios en menores de edad son preocupantes, según el Instituto de Medicina Legal en 2016 se reportaron 4 suicidios en niños de 5 a 9 años, 91 casos entre los 10-14 años, 170 casos entre los 14-17 años, 132 casos entre los 18-19 años, 327 casos de 20-24 años. Al compararse estos datos con el año 2015, se puede observar que se duplicaron, esto realmente prende las alarmas ensalud pública, entonces ¿Que estamos haciendo por evitar las muertes por suicidio en nuestros menores?
El problema viene creciendo de una forma alarmante sin que ninguno de los actores (familia, escuela, comunidad, cuerpo médico), sepamos cómo debemos actuar ante estas situaciones. A principios de los 80, los suicidios de menores representaban menos del 10% del total del país. Hoy en día, alcanzan alrededor del 40%. Según los especialistas, la magnitud del suicidio en menores puede ser en realidad, tres veces mayor de la que muestran las estadísticas.
Con el desarrollo de las nuevas tecnologías y el fácil acceso a las redes sociales, se ha convertido la privacidad en un privilegio del pasado. Los niños y adolescentes están expuestos y son más vulnerables a sufrir de acoso cibernético.
En unos cuantos minutos toda tu vida, tus secretos más íntimos e incluso tus fotografías le darán la vuelta al mundo literalmente. Si para un adulto, exponer su intimidad resulta ser algo realmente traumático, imaginemos lo que puede significar para un adolescente que aún no adquiere la madurez suficiente para afrontar las criticas mal intencionadas y los comentarios ofensivos.
Otro peligro de este acceso descontrolado a la tecnología son los video-juegos cargados de violencia y otros más recientes llamados “retos” que circulan en el internet o en los grupos de WhatsApp. El fenómeno de estos “juegos” que desafía a niños y jóvenes a cumplir con retos se ha extendido, preocupando a las autoridades de varios países del mundo.
Actualmente a través de los computadores, tabletas y celulares se están filtrando este tipo de contenidos que ponen en peligro la integridad física y psicológica de nuestros niños y jóvenes. En este aspecto los padres y tutores tenemos absoluta responsabilidad en el uso excesivo de las tecnologías. Somos nosotros quienes debemos controlar el tiempo y los contenidos a los que acceden y de ser posible evitar el uso de redes sociales.
Una de las cosas que llama más la atención es que la mayoría de los adolescentes que intentaron suicidarse, manifestaron haberse sentido solo o abandonado, a pesar de estar rodeado de amigos y familiares. Se les oye hablar de lo infelices y vacíos que se sienten y de no encontrar un sentido claro a su vida. Hablar de la muerte y del dolor con frecuencia o naturalidad es un comportamiento que debe alertar a la familia.
Según la OMS se define el suicidio como “un acto con resultado letal, deliberadamente iniciado y realizado por el sujeto, sabiendo o esperando su resultado letal y a través del cual pretende obtener los cambios deseados”.
Para poder entender la dimensión de este flagelo debemos tener claros algunos conceptos:
• Conducta suicida: espectro de conductas con fatal desenlace o no, que incluyen tentativa de suicidio o suicidio.
• Ideación suicida: pensamientos que pueden variar desde ideas como que la vida no merece la pena, hasta planes bien estructurados sobre cómo morir o intensas preocupaciones auto lesivas
• Suicidio frustrado: existiendo una verdadera intencionalidad de muerte, algunas circunstancias no previstas por el sujeto impiden la consumación del suicidio.
• Conducta auto lesiva: lesiones auto-infringidas que producen un daño corporal sin llegar a comprometer la vida del individuo
• Amenaza de suicidio: se utiliza para definir aquellas expresiones manifiestas que indican a otros la intención de llevar a cabo un suicidio. Ahora que entendemos un pocomás lo que significa esta conducta, debemos conocer cuáles son las señales de alerta que los padres, educadores y personal de salud deben conocer para prevenir los suicidios, entre ellas tenemos:
• Hablar o escribir acerca del suicidio o la muerte; por ejemplo, hacer afirmaciones como «voy a matarme», «pronto dejaré de ser un problema para ti»
• Alejarse del contacto social
• Tener cambios de humor
• Aumentar el consumo de alcohol o de drogas
• Sentir desesperanza o impotencia ante una situación
• Hacer cambios en la rutina habitual, por ejemplo, cambios en la alimentación y en los patrones de sueño
• Hacer cosas riesgosas o autodestructivas
• Regalar las pertenencias cuando no hay motivos lógicos para hacerlo
• Manifestar cambios en la personalidad, o estar sumamente ansioso o agitado al experimentar algunas de las señales de alerta mencionadas anteriormente.
Si cree que su hijo puede estar pensando en suicidarse, debe hablar con él inmediatamente. No tenga miedo de usar la palabra «suicidio». Hablar sobre el suicidio no dará ideas al adolescente. Pídale que hable de sus sentimientos y escúchelo. No reste importancia a sus problemas, lo que para usted es insignificante, para él pueden ser una verdadera tragedia. Por el contrario, recuérdele que lo ama, que puede solucionar cualquier problema que esté teniendo, y que usted y su familia están allí para ayudarlo.
Actué ya y busque ayuda médica inmediata para su hijo. Pídale orientación a su pediatra o médico de cabecera. Cuando hay ideas suicidas cada minuto que pasa puede ser el último con su hijo.
Escribe: Dra. Martha Faillace Said Sociedad Colombiana de Pediatría-La Guajira